Durante octubre de 2025, Colombia y Estados Unidos vivieron una de las peores crisis diplomáticas de su historia reciente. El conflicto se desató por una serie de declaraciones y acciones que llevaron a una ruptura significativa en la cooperación tradicional entre ambos países, particularmente en los ámbitos de inteligencia y seguridad.
Las tensiones comenzaron tras acusaciones públicas y gestos políticos que culminaron con la suspensión de la cooperación militar y de inteligencia, la revocación de visas y el retiro de embajadores para consultas, marcando un deterioro importante en relaciones que históricamente habían sido estrechas.
Ambos gobiernos se han acusado mutuamente de adoptar posturas injerencistas o irritantes, lo que ha generado incertidumbre entre expertos en seguridad y comercio. Analistas aseguran que esta crisis podría tener efectos en la lucha contra el narcotráfico, programas de desarrollo y ayuda pública, aunque también podría abrir espacios para renegociar nuevos acuerdos que reflejen intereses cambiantes en la región.