Por: Carlos Álvarez.
Desde hace semanas se viene criticando con acidez, especialmente por el lado de la oposición al gobierno del presidente Petro los gastos, primero de los costos diplomáticos de la primera dama enviada en misión especial, como fueron los funerales de la reina Isabel II, enseguida al del asesinado primer ministro del Japón y antes de estos eventos la compañía de la Sra. del presidente a la Asamblea General de la ONU en Nueva York.
Son críticas de las cuales disiento respetuosamente, porque son actos administrativos que pertenecen al protocolo en asuntos internacionales de Estado. Empecemos por la asistencia a Londres y Tokio: fue una misión diplomática especial encargada a la Sra. Verónica Alcocer esposa del presidente de un país. Un jefe de Estado y su equipo que viaja al exterior no puede llegar ni siquiera a un hotel 5 estrellas por bueno que sea; no puede alojarse en un Sheraton o Hilton, por ejemplo, sino que tiene que ser el mejor de la ciudad que visitan com o el Ritz de Nueva York o el ShanGri La de Paris y estos cuestan 10 millones de pesos diarios.
Esta “carura” hace parte de la dignidad de un Estado y por supuesto cuesta. ¡No pueden dormir en una estera o en un colchón bueno, sino tiene que ser de lo mejor cuando se trata de la residencia presidencial o vicepresidencial, no con cobijas de los sanandresitos de 40 mil pesos…!
No pueden comer en un “corrientazo” o en un Mc. Donald sino en el mejor restaurante de 2 millones para dos personas. Si los “ahorradores” piensan de verdad lo que critican, desconocen las normas rigurosas del protocolo cuando está de por medio un jefe de estado o su esposa. Si es mala intención política, no se compadece con el mínimo conocimiento de la dignidad de un Estado.