El barrio El Polvorín, ubicado al norte de Pasto, se sumerge en un estado de olvido y desamparo según denuncian sus habitantes. Este sector, designado como zona de reubicación, ha sido completamente ignorado por las autoridades municipales, dejando a sus residentes en una situación precaria y desalentadora.
Jorge Ricaurte, un residente con 28 años de antigüedad en la zona, expresa su descontento ante la falta de atención por parte de las autoridades locales. Según él, los olores nauseabundos provenientes del río han convertido la vida cotidiana en una pesadilla tanto para los residentes como para los visitantes. «El río tiene un olor particular, nosotros ya estamos acostumbrados, pero para los visitantes que llegan a esta zona es muy incómodo», lamenta Ricaurte. Además, señala que las orillas del río están plagadas de escombros y cadáveres de animales, creando una situación de insalubridad que afecta gravemente a la comunidad.
Servicios
La situación empeora con la constante acumulación de escombros en el barrio, generando un ambiente aún más desolador. Los residentes se sienten abandonados y desprotegidos, sin acceso a servicios básicos y con una calidad de vida deteriorada.
Las demandas de los habitantes del Polvorín han caído en oídos sordos, y la falta de acción por parte de las autoridades municipales ha profundizado el sentimiento de abandono en la comunidad. Ante esta situación, los residentes se organizan para hacer oír sus voces y exigir soluciones concretas a sus problemas.
El Polvorín, que alguna vez fue un hogar para muchos, se enfrenta ahora a la triste realidad del olvido y el abandono, mientras sus habitantes luchan por recuperar la dignidad y el bienestar que les ha sido arrebatado.

