La alarmante cantidad de humo que expelen los buses de servicio público urbano es desesperante para los peatones y algunos conductores de la capital nariñense. A esas máquinas contaminantes se suman las motos y vehículos de servicio particular de Pasto. Para frenar ese problema es oportuno de que las autoridades tomen cartas en el asunto porque el dióxido de carbono nos está enfermando. La situación se presenta las 24 horas del día y, como si fuera poco, los buses emiten el hollín desde el piso debido a que el escape lo llevan a escasos centímetros del piso. Por esa incontrolable situación, los peatones afirman que no solo deben respirar humo sino también polvo.
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