Por: Chucho Martínez
Gigantescas manifestaciones en rechazo a los partidos tradicionales y en respaldo al gobierno y la consulta popular. La de Nariño, apoteósica, como siempre.
La constitución de 1991 define a Colombia como una república democrática y participativa. Los mecanismos de participación ciudadana son las herramientas que permiten e incentivan la movilización de los colombianos en las decisiones colectivas que afectan el bien común, así no sean parte de la administración pública o de un partido político. La democracia participativa es una respuesta a la degenerada democracia representativa y delegataria de la voluntad ciudadana en unos pocos elegidos por voto popular, sin obligación de responder por sus actos ante sus electores, y casi ni siquiera ante la justicia porque tienen el privilegio de “aforados”. Y si los sancionan tendrán casa por cárcel o guarniciones militares. Cumpliendo así que “la ley es para los de ruana”.
Para establecer una relación más directa entre el Gobierno y pueblo, la Ley 134 de 1994, reglamenta los mecanismos de participación ciudadana como el voto programático, la iniciativa popular legislativa y normativa, el referendo, la Consulta Popular, la revocatoria del mandato, el plebiscito y el Cabildo Abierto. Hay otros mecanismos de participación como las veedurías ciudadanas, audiencias, foros, controles fiscales y auditorías articuladas.
Lo bueno. La CP abre debates no solo sobre las preguntas, sino sobre los elementos que las coadyuvan y sus entornos, eso es contribuir a crear cultura política y generar opinión que falta nos hace, para declararnos verdaderamente democráticos, porque la ignorancia es el caldo de cultivo del oscurantismo y posturas reaccionarias de los poderosos.
Lo malo. La CP debe ser aprobada por la mayoría calificada del Senado, cosa que la veo difícil, luego debe ser revisada por la Corte Constitucional, también difícil y más difícil aún sacar 13.6 millones de votos que es mayoría calificada.
Lo feo. Que se cruza con las elecciones de congreso y presidente lo cual le quita pureza a las 3 elecciones. Porque aparecen los paracaidistas, como hizo Claudia con la consulta contra la corrupción que se perdió, pero le sirvió para publicitar su candidatura a la Alcaldía de Bogotá.
Mejor hubiera sido presentar proyecto de ley como iniciativa legislativa de origen popular que es obligatorio acoger por el congreso y requiere menos votos.

