Sofonías Rodríguez.

Conjuguemos el verbo reforestar

Aunque seamos escépticos del mal que causa y pensemos que la tala de bosques es una práctica que ya no se da, es evidente que se sigue devastando los pocos bosques que todavía sobreviven a los abusos de gente inescrupulosa que nada le importa si el agua escasea cada día. Es un pecado ecológico imperdonable que siempre se comete.

Sabemos que la deforestación tiene efectos negativos siendo uno de sus mayores impactos la pérdida del hábitat de millones de especies, de las cuales el 60 por ciento en animales y plantas que habitan los bosques de la tierra, no pueden sobrevivir a la deforestación. Investigaciones al respecto dan cuenta que ésta facilita la transferencia de patógenos en animales silvestres a seres humanos.

Con el tiempo lo grave es que el ecosistema se ha venido deteriorando y hoy tan débil se encuentra que su estado crítico sólo es comparable al paciente que ha perdido mucha sangre en una cirugía y para recuperar su normal condición de salud, el médico debe formularle un tratamiento especial.

 

«Conjuguemos el verbo reforestar porque ya es hora de despertarnos ante tan seria amenaza para plantas, animales y el hombre mismo, paradójicamente autor de este delito».

 

Siendo consecuentes poco o nada se ha hecho para tomar alternativas que frenen el continuo maltrato a la naturaleza en su fauna y en su flora. No basta con promocionar campañas publicitarias invitando a cuidar más los recursos ecológicos. Más que necesario es urgente que autoridades y comunidad sumen esfuerzos y pongan en marcha acciones de verdad contribuyan a robustecer la vegetación.

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En medio de este maltrato ecológico en otros lugares hay personas y entidades conscientes de las dañinas que acarrea esta mala tendencia están trabajando sobre la problemática ambiental, pero en Nariño no se ve. No hay un plan que siquiera intente detener el debilitamiento del planeta Tierra.

El miércoles pasado destacaba DIARIO DEL SUR, como figura de hoy a la actual gerente seccional del Instituto Colombiano Agropecuario en el Putumayo, Norma Fajardo, quien se ha propuesto desarrollar diferentes jornadas de reforestación y capacitación a la comunidad, incentivando el cuidado ambiental para reducir riesgos sanitarios.

Nosotros también conjuguemos el verbo Reforestar porque ya es hora de despertarnos ante tan seria amenaza para plantas, animales y el hombre mismo, paradójicamente autor de este delito ecológico.

Por: Sofonías Rodríguez M.