El médico Ludwing Guttmannn, fue la persona que se interesó en organizar los primeros juegos para veteranos de la Segunda Guerra Mundial. Su idea fue la de organizar unas competencias de alto nivel, equivalentes a los juegos olímpicos. Esta inició con unos juegos internacionales para deportistas en sillas de ruedas en 1948, que coincidieron con los Juegos Olímpicos de este mismo año.
Se dice que los primeros Juegos Paralímpicos oficiales se realizaron en Roma en 1960. En ese año no solo participaron veteranos de guerra, sino que hicieron presencia 400 atletas de 23 países, en diferentes disciplinas deportivas
Frente a los pobres resultados de Colombia en los juegos olímpicos de Tokio, como consecuencia de la falta de políticas públicas que estimulen la participación de nuestros deportistas, llama la atención que los resultados de los Juegos Paralímpicos sean más satisfactorios.
Cuando nos detenemos a analizar qué hay detrás de cada medalla obtenida, observamos que allí hay una larga historia de sacrificios de los deportistas como de sus familias.
Hoy voy a hacer referencia a un solo caso que nos llena de alegría y satisfacción. Me refiero a Nelson Crispín Corzo, quien con sus 1,35 metros consiguió una hazaña gigante a nivel mundial, logrando bañarse como ningún otro deportista de su categoría en oro, plata y bronce.
Cuenta la mamá de Nelson Crispín que: La mensualidad de las clases de natación en el año 2005, costaba $35.000. “Yo le dije al profesor que no tenía dinero pero que sabía hacer unos tamales y rellenas bien ricos, entonces él me decía que le pagara con eso y yo le mandaba cinco o diez y así me ayudaba a pagar la mensualidad”.
Los resultados de ese esfuerzo, después de 16 años de sacrificios están a la vista, hoy Nelson Crispín es un deportista que nos llena de orgullo a los colombianos, convirtiéndose en ejemplo para las presentes y futuras generaciones. Queda claro que no hay imposibles. Que lo que nos falta en muchos casos es voluntad y decisión para alcanzar nuestras metas.
POR: VICTOR RIVAS MARTINEZ.

