Con la mirada en el corazón vial de Pasto

Por: Nilsa Villota Rosero

Hasta 2018, Pasto era una de las ciudades intermedias que se proyectaba como uno de los epicentros urbanos con mayor tendencia de crecimiento para dinamizar la economía del país. El freno de mano que interpuso la pandemia por COVID-19 afectó esa proyección, y de ahí los impactos en la desaceleración económica local. El macrocontexto terminó generando diversas consecuencias en temas álgidos de ciudad, como la movilidad, el impulso de la infraestructura y la conectividad, toda vez que el enfoque sobre la salud pública colmó toda la atención.

Aun así, Pasto pudo avanzar de manera significativa en asuntos como el mejoramiento, la reparación y la atención de su malla vial. La capital del departamento de Nariño cuenta con 384 kilómetros de vías. De este total, 280 kilómetros son vías pavimentadas. Faltan aún 100 kilómetros. Sin embargo, de esos 280 kilómetros, cerca de 100 ya han cumplido con su vida útil, situación que exige un fuerte trabajo de rehabilitación vial.

La ciudad requiere un sistema de aceleración que permita un mejoramiento vial adecuado a las condiciones que exige la ciudadanía. En un ejercicio transparente de la función pública, siendo secretaria de Infraestructura en la anterior administración, pudimos implementar un mecanismo que facilitó la contratación y ejecución de 11,08 kilómetros de vías urbanas pavimentadas. Este fue un récord histórico, frente a la tendencia de pavimentar 4,6 km (administración del Dr. Harold Guerrero) o 6,7 km (administración del Dr. Pedro Obando). En temas de mantenimiento vial, se alcanzó una meta extraordinaria, puesto que en el cuatrienio se realizaron 72,9 kilómetros de rehabilitación.

Hoy, lastimosamente, la administración actual desconoce todos los principios de planeación; no respeta la línea base que dejó la administración anterior en el indicador Vías urbanas con mejoramiento, de 11,08 kilómetros pavimentados. En lo corrido de esta administración no se han cumplido las metas de vías urbanas mejoradas, lo que ha traído tristeza y decepción a la comunidad.

Con los indicadores, metas de producto y de resultado que contempla el Plan de Desarrollo aprobado por el Concejo Municipal de Pasto, queda claro que no se está respetando la línea de progreso que llevaba nuestro municipio. Por el contrario, en vez de aumentar los kilómetros de vías mejoradas y/o rehabilitadas, estos se están disminuyendo.

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Un aspecto importante que la comunidad debe conocer es que el presupuesto del municipio de Pasto, año tras año, viene presentando un incremento. Que no nos vengan con el cuento de que “la olla quedó raspada”, o de que “no se hizo un buen empalme”, etc. Ya ha pasado año y medio de esta administración, y poco se ve del progreso que prometió el actual alcalde.

Es importante que esta administración se articule, para que la ciudadanía sienta que se está trabajando en acciones contundentes para resolver los problemas, demostrando la capacidad de gestión del alcalde, así como el conocimiento y la eficacia de su gabinete.

Esta columna la escribo no como exsecretaria de Infraestructura ni excandidata a la Alcaldía de Pasto, sino como ingeniera y ciudadana, observando cómo, cada día, se debilita más el sistema vial de nuestro municipio. Pasto, ciudad de corazón grande, necesita tener vías que irrigüen progreso, que mejoren la conectividad de los usuarios y que brinden seguridad y comodidad para todos quienes las utilizamos.