Padre Narciso

Con cariño para mamá

POR: P. NARCISO OBANDO

La madre es la mujer más importante en la vida de cualquier ser humano, no sólo en sus primeros años sino durante toda su existencia porque nadie más que ella permanece al pendiente de sus hijos, sin importar su edad o estado civil.

Dios nos ha regalado a todos los hijos un tesoro incalculable, un diamante muy fino, es decir, a una mamá. Una madre es alguien que nos guía y nos inspira; ella nos ayuda a lograr nuestros sueños y deseos; con su sabiduría y profundidad, alumbra el sendero de sus hijos y les trae alegría.

Únicamente una madre es capaz de dar sin medida, de sacrificar sus propios sueños para que sus hijos alcancen los suyos, de pensar primero en los demás y luego en ella, si hay tiempo. Claro que ese instinto materno está dormido mientras la mujer no se embaraza, pero muchas veces no es necesario dar ese paso porque las mujeres, habitualmente, sienten que deben proteger a los más débiles e indefensos.  

Recordemos que es en nuestro hogar donde se forman los hombres y mujeres de bien, con la palabra y el ejemplo del padre, por supuesto, pero el de una madre siempre será entrañable, por la cercanía que ella ha tenido con sus hijos desde el vientre.  Un hijo debe cuidarse y moldearse para ser orgullo de su familia, no quiero decir que sea perfecto, pues nadie lo es, pero cuando los papás hacen su trabajo, se nota en el comportamiento de los hijos.

Si reconocemos pues lo que vale el amor materno, debemos pagar amor con amor, pero no en cariñitos, versos, flores (y hasta visitas relámpago) en ciertas fechas solamente. Hacerles la vida más ligera de trabajos, más placentera y, sobre todo, como ellas lo hacen con los hijos, dedicarles tiempo, más tiempo y más tiempo para acompañarlas. Llamarles por teléfono diariamente, que sepan que su hijo la tiene en su corazón, y en alerta para lo necesite de pronto, y que le manda muchos besos y abrazos.

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El mundo de hoy ha dado culto a la belleza del cuerpo y con eso nos ha querido seducir, pero lo que el mundo necesita son mujeres que destaquen por la hermosura de su alma. No es lo más importante el cuerpo que porta la nueva vida, sino el corazón que la embellece y la santifica. Mujer sé lo que tienes que ser. No dejes que nada ni nadie te engañe con falsedades que te alejen de tu grandísima dignidad de madre.

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Demos gracias a Dios por habernos regalado a nuestra madre, porque sin importar las circunstancias en las que se haya dado esa relación, es una parte fundamental de nosotros mismos y sin ella no estaríamos aquí, por eso festejémosla si aún la tenemos con nosotros, y si ya no es así, no dejemos de recordarla y dedicarle una oración, porque es seguro que sigue velando por sus hijos.  

En este mes de mayo, agradezcamos también a la Iglesia que nos haya hecho nacer como creyentes, que nos haya dado la fe en Jesucristo, que nos haya ayudado a amar a la Virgen María.