Alvaro Moreno

Colombia necesita un cambio

Que hace falta en Colombia para cambiar y esto no es un asunto meramente político, los cambios no se generan a partir de relevos de mandatarios, esto va más allá.

Según el significado de cambio en la palabra denota la acción o transición de un estado inicial a otro diferente, según se refiera a un individuo, objeto o situación. También puede referirse a la acción de sustituir o reemplazar algo.

Pero los cambios van más allá de remplazar una persona o elemento por otro, en un sentido más profundo de la vida, la transformación, debe venir de adentro, hay que cambiar nuestra percepción del otro para aceptar las diferencias, cambiar el egoísmo, cambiar el arribismo, cambiar la ambición con ese deseo insaciable de tener dinero para poder humillar al otro y así erradicar totalmente la cultura ‘traqueta’ anquilosada en nuestra cotidianidad desde hace bastante tiempo.

Este pensamiento es el que más daño le hizo a la sociedad colombiana, jóvenes dispuestos a hacer de todo (asesinato, tráfico, etc.) por unos ‘pesos’, políticos educados en las mejores universidades del país y del exterior, pero corrompidos por la ambición de tener más. Funcionarios públicos que, ante la solicitud de cualquier trámite, se sienten superiores por ocupar un cargo público y que creen que le están haciendo un favor a los ciudadanos, cuando sus sueldos se pagan con nuestros impuestos.

Así que es momento de cambiar, pero desde nuestro interior, renovar el alma y mejorar acciones y actitudes que se tienen con el otro, si esto no sucede seguiremos con un país igual o peor, ya lo han expresado varios pensadores y humanistas.

Mahatma Gandhi dijo, “si quieres cambiar el mundo, cámbiate a ti mismo” y Octavio Paz expresó en una sentencia más fuerte “las masas humanas más peligrosas son aquellas en cuyas venas ha sido inyectado el veneno del miedo…. del miedo al cambio”.

El cambio comienza por nosotros y si queremos mejorar, tenemos que construir una Colombia que beneficie a todos como comunidad y así dejar los sentimientos mezquinos que nos ha impedido cambiar y avanzar como país.

Por: Alvaro Moreno Díaz