Con la posesión hoy de Gustavo Petro como Presidente de la República, Colombia inicia una nueva era sin precedentes puesto que, por primera vez en 200 años de historia la jefatura de Estado será asumida por un mandatario de izquierda, con lo que, de manera automática, se presentará otra situación inédita en el país: que un exguerrillero se convierta en el comandante supremo de las Fuerzas Armadas, lo que hasta hace algunos años parecía un imposible.
Esto explica que la posesión de hoy genere en el país una enorme expectativa, en un ambiente dividido entre el optimismo y la esperanza que embarga a los sectores sociales, en especial los más vulnerables quienes nunca habían tenido la oportunidad de ser representados en el poder y ahora esperan lograr la equidad social por la que salieron a manifestarse de manera masiva en las grandes protestas del 2021 y la incertidumbre generada entre empresarios y militares, quienes se muestran inquietos por su turbulento pasado en la insurgencia.
Como colombianos queremos y esperamos que a Gustavo Petro le vaya bien, puesto que así nos irá bien a todos, en un país como el nuestro, donde la desigualdad social se constituye en uno de los más grandes flagelos. Por ello, las anunciadas reformas tributarias, agrarias y de las Fuerzas Armadas, se constituirán sin duda en el centro de interés en los primeros días del Gobierno.
«Con la posesión hoy de Gustavo Petro como Presidente de la República, Colombia inicia una nueva era sin precedentes puesto que, por primera vez en 200 años de historia, la jefatura de Estado será asumida por un mandatario de izquierda».
Petro tiene como prioridades esas grandes reformas en una Colombia que exhibe un presente de altos índices de pobreza y desigualdad social y una violencia que va en ascenso y su figura que, desde hoy, tendrá la enorme responsabilidad de dirigir al país, representa a una izquierda que tradicionalmente ha sido marginada y en ocasiones, atacada con violencia en más de medio siglo de conflicto armado.
Po ello, nos parece de transcendental importancia, que, en sus anuncios, el nuevo Presidente de la República, haya expresado que una de sus prioridades será la de lograr “la paz total” en Colombia. Este, consideramos, es un objetivo primordial en la búsqueda de un nuevo país, puesto que sí bien es cierto la firma del histórico acuerdo de paz entre el Gobierno Nacional y las extintas, Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia Farc, significó un gran paso la realidad nos muestra que todavía falta mucho trecho por recorrer para lograr la pacificación total puesto que sigue el accionar de varios grupos ilegales, entre ellos, la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional, Eln y se requiere igualmente el sometimiento de las bandas criminales, entre ellas el Clan del Golfo.
Hoy, con la posesión de Gustavo Petro, como presidente de la República, se logró una transición política, entre la derecha, que le entrega el poder a la izquierda su principal opositor, en un acto acorde con la rica tradición democrática de nuestro país.
Ahora, Gustavo Petro inicia un gobierno en el que están fijas las miradas del planeta, en el que tendrá una inesperada mayoría en el Congreso de la República, con el apoyo de varios movimientos políticos, entre los partidos Liberal y Conservador, lo que políticamente se debe constituir en una importante ventaja, para sacar adelante sus proyectos.
Bienvenida, entonces, esta nueva e histórica etapa, que esperamos sea positiva para nuestro país. El que hoy, el poder en Colombia, quede en manos de la izquierda, se debe al mandato del pueblo soberano que expresó esa voluntad en las urnas.

