Colombia protagonizó un nuevo episodio de tensión diplomática con Estados Unidos luego de que el presidente Gustavo Petro respondiera de manera directa y desafiante a las declaraciones del expresidente estadounidense Donald Trump, quien lanzó amenazas ambiguas y acusaciones sobre el narcotráfico colombiano, poniendo en entredicho la soberanía nacional. Ante este escenario, el Gobierno colombiano optó por una estrategia de confrontación diplomática abierta, basada en mostrar resultados concretos y exigir respeto.
La canciller Rosa Villavicencio confirmó que el Gobierno de Colombia envió una carta oficial a la Casa Blanca invitando formalmente a Trump a visitar el país para conocer de primera mano la realidad de los territorios y los avances en la lucha contra el narcotráfico. Según explicó, la misiva detalla las acciones ejecutadas por el Estado colombiano, como la destrucción masiva de laboratorios ilegales y la implementación de políticas sociales que buscan atacar las causas estructurales del cultivo de coca.
El presidente Petro reforzó el mensaje en un Consejo de Ministros televisado, calificando a Trump como un dirigente “desinformado” sobre la situación colombiana. Petro rechazó de manera categórica cualquier tipo de amenaza o insinuación de intervención extranjera y defendió los resultados de su gobierno, afirmando que sin recurrir a acciones militares ha logrado destruir más de 18.400 laboratorios de droga, a un ritmo que, según él, alcanza un laboratorio cada 40 minutos.
A través de redes sociales, el mandatario colombiano lanzó una advertencia simbólica al afirmar que Colombia no tolerará agresiones a su soberanía y que cualquier intento de intimidación podría tener consecuencias políticas y diplomáticas. Su mensaje dejó claro que el país no se considera subordinado ni aceptará ser tratado como un “patio trasero” en el discurso internacional sobre drogas.
Desde Washington, la secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, aseguró no tener conocimiento previo de la invitación, aunque la calificó como interesante. No obstante, también señaló que Petro ha realizado declaraciones que consideran “alarmantes” sobre Estados Unidos, en un intento por justificar la postura de Trump, quien insiste en responsabilizar a Colombia por la producción de drogas, sin reconocer los avances recientes del país.
El Gobierno colombiano subrayó que su estrategia antidrogas no se limita a la interdicción y la destrucción de infraestructura ilegal. La canciller Villavicencio destacó la política de tierras y desarrollo rural, que incluye la entrega de más de 650.000 hectáreas y la formalización de más de dos millones de hectáreas, con el objetivo de ofrecer alternativas reales a las comunidades rurales y reducir su dependencia de economías ilegales.
El conflicto verbal se da en un contexto regional delicado, marcado por el aumento de tensiones en Venezuela y los llamados de Trump a una posible intervención militar. Petro, quien se ha posicionado como uno de los principales opositores a una acción armada en el país vecino, ha defendido una salida política y diplomática para garantizar la estabilidad regional. Incluso, desde la Cancillería se ha planteado la posibilidad de facilitar un eventual exilio de Nicolás Maduro como parte de una solución negociada.
En este escenario, el Gobierno colombiano sostiene una postura firme: exige respeto, defiende su soberanía y reivindica los resultados de su política antidrogas. Mientras Estados Unidos evalúa si responde a la invitación, Petro ya dejó un mensaje claro en el escenario internacional: Colombia no acepta amenazas ni discursos desinformados y está dispuesta a mostrar, en su propio territorio, los avances reales de su lucha contra el narcotráfico y la defensa de su independencia política.

