Colombia: Caficultores enfrentan el cambio climático con innovación y resiliencia

En el corazón del Eje Cafetero, miles de productores colombianos están viviendo una transformación sin precedentes. Las lluvias impredecibles, las altas temperaturas y la aparición de nuevas plagas están obligando a los caficultores a reinventar la manera en que cultivan el grano más emblemático del país.

Durante décadas, Colombia fue sinónimo de café suave, cultivado bajo sombra y con técnicas tradicionales que preservaban los ecosistemas. Sin embargo, el cambio climático ha alterado profundamente ese equilibrio. En los últimos años, la floración irregular, los periodos de sequía más prolongados y las enfermedades como la roya y la broca del café han reducido los rendimientos en varias zonas.

Ante este panorama, instituciones como Cenicafé y la Federación Nacional de Cafeteros han impulsado programas para desarrollar variedades más resistentes y para capacitar a los agricultores en sistemas agroforestales que combinan café con especies nativas. Estos sistemas ayudan a conservar el suelo, mejorar la biodiversidad y regular la temperatura.

Además, algunas cooperativas locales están apostando por el uso de sensores climáticos, drones y análisis de suelos para optimizar la producción. Aunque la modernización exige inversiones que no todos pueden costear, los caficultores más jóvenes ven en la tecnología una herramienta para garantizar la sostenibilidad de su oficio.

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Aun así, el desafío sigue siendo enorme. Las zonas cafeteras de menor altitud, que antes eran productivas, están migrando a cultivos de cacao o frutales tropicales, mientras que el café busca refugio en tierras más altas. El aroma del café colombiano sigue conquistando al mundo, pero detrás de cada taza hay un esfuerzo cada vez mayor por adaptarse a un clima que ya cambió.