¿Colisión en la Luna? El asteroide que captura la atención científica

El asteroide 2024 YR4, identificado en diciembre de 2024, continúa siendo objeto de estudio por parte de astrónomos de todo el mundo. Con un diámetro estimado de 60 metros, las recientes observaciones realizadas con el telescopio James Webb han revelado que hay un 2% de probabilidades de que este asteroide colisione con la Luna en diciembre de 2032. Este resultado descarta cualquier impacto en la Tierra, pero plantea un emocionante escenario para la ciencia.

¿Qué sabemos sobre el asteroide 2024 YR4?

Al respecto, Julia de León, astrónoma del Instituto de Astrofísica de Canarias, afirmó: “Aunque el impacto no supondría ningún peligro para nosotros, sería una oportunidad extraordinaria para observar cómo se forman los cráteres en la Luna. Nunca hemos podido estudiar en tiempo real un impacto de este tamaño”. La astrónoma destacó que, pese a que la Luna está llena de cráteres, estos suelen ser provocados por objetos pequeños que difícilmente pueden ser monitorizados.

El asteroide, inicialmente catalogado como un riesgo para la Tierra con una probabilidad del 3.1%, fue reevaluado gracias al análisis detallado del telescopio James Webb. Andrew Rivkin, líder del estudio y astrónomo planetario de la Universidad Johns Hopkins, destacó: “Parte de nuestra motivación para seguir observando este asteroide es determinar si su trayectoria cambiará. Actualmente, un 2% de probabilidad de impacto en la Luna significa un 98% de que no sucederá”.

Una oportunidad para ampliar el conocimiento

Los científicos también señalan la importancia de estudiar el impacto si llegara a ocurrir. Según De León, este evento permitiría realizar un seguimiento detallado utilizando telescopios terrestres y espaciales. Además, los materiales eyectados durante la colisión podrían proporcionar información crucial sobre la composición del terreno lunar y su respuesta ante impactos externos.

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Por otro lado, Rivkin subrayó que el tamaño del asteroide, mayor al umbral de 50 metros establecido por Naciones Unidas para activar protocolos de defensa planetaria, convierte este evento en una fuente de datos invaluable: “Con ese tamaño, el impacto afectaría un área de entre 80 y 100 kilómetros, lo que nos ayudaría a entender mejor los efectos de colisiones de gran magnitud”.

Próximos pasos en la investigación

El seguimiento del asteroide continuará, con nuevas observaciones programadas para mayo de 2025. Estas permitirán refinar los cálculos sobre su trayectoria y determinar con mayor precisión las posibilidades de un impacto lunar.

Mientras tanto, De León concluyó: “Aunque lo ideal sería evitar impactos peligrosos para la Tierra, este tipo de eventos en la Luna nos ofrecen una ventana única para profundizar en nuestro conocimiento del sistema solar”.