La institución educativa Valentín García, con una larga trayectoria en el municipio de Granada, se encuentra en una situación crítica debido a serios problemas de infraestructura en su nueva sede. Este establecimiento educativo, que ha sido una piedra angular en la comunidad, ha enfrentado múltiples desafíos desde la inauguración de su nueva sede hace tres años, lo que ha obligado a sus directivos a alzar la voz y buscar soluciones urgentes.
El drama
Mayra Cárdenas, presidenta del Consejo de Padres, y Edwin Reyes, presidente de la Asociación de Padres de Familia, han expresado su profunda preocupación por las condiciones en las que se encuentran los estudiantes. Desde la creación de un proyecto para la construcción de esta nueva sede, financiada en parte por el Ministerio de Educación y la Gobernación del Meta, las expectativas eran altas pero la realidad actual es desalentadora.
Sin solución
Según el rector, Héctor Julio Ramírez, a pesar de los esfuerzos realizados, la infraestructura presenta daños significativos que afectan el día a día de la comunidad educativa. “Hemos pasado cartas a la Secretaría de Educación buscando apoyo, para que a través de la garantía de la construcción se dé solución a los problemas que se vienen registrando”, destacó el directivo, quien también hizo un llamado urgente a las autoridades para que tomen cartas en el asunto.
Los problemas son variados y graves. Los docentes de educación física, por ejemplo, se ven obligados a dictar sus clases en lugares inapropiados, como la biblioteca o el comedor escolar, debido a la falta de un polideportivo cubierto. Esto no solo limita la actividad física de los alumnos, sino que también crea un ambiente poco propicio para el aprendizaje y la formación integral.
Riesgo
Además, las recientes filtraciones de agua debido a problemas estructurales han causado humedades y un notable deterioro de las instalaciones. Uno de los mayores riesgos, según los representantes de la comunidad educativa, son las cajas eléctricas, que están completamente inundadas. Esta situación plantea un peligro inminente de posibles explosiones y electrocuciones, lo que pone en riesgo la seguridad de estudiantes y docentes. A esto se suman las grietas en las paredes que, si no se atienden, podrían llevar a un colapso estructural.
Otro aspecto preocupante es la falta de una cafetería adecuada, lo que limita los espacios disponibles para que los estudiantes puedan alimentarse de manera apropiada durante sus horas en la institución.
La comunidad educativa hizo un llamado recientemente en la Asamblea Departamental, para que las entidades competentes prioricen la atención de estos problemas y se garanticen condiciones dignas para la educación de las futuras generaciones.

