Por: Tatiana Solarte
El colecho o dormir juntos, bien manejado, hasta la edad indicada, ofrece más beneficios que riesgos para el bebé, es una práctica de crianza en la cual los padres y madres deciden compartir la cama o la habitación con sus hijos durante las horas de sueño. Esta antigua tradición ha sido adoptada por muchas culturas alrededor del mundo, y ha generado debates y opiniones encontradas.
Para muchas personas el colecho va más allá de simplemente compartir la cama con los hijos. Es un enfoque de crianza que promueve la cercanía física y emocional entre padres e hijos durante el sueño. Al optar por el colecho, los padres buscan estar más accesibles para entender las necesidades de sus hijos durante la noche, facilitando la lactancia materna, brindando consuelo y seguridad, y fortaleciendo el vinculo afectivo.
En cuanto a la parte neurosensorial, la proximidad física promueve un mayor contacto piel con piel, liberando hormonas como la oxitocina, que fomenta el vínculo afectivo y la estabilidad emocional.
Pero, ¿Que considerar hacer, para que el colecho no genere riesgos al bebé? Pues bien, todos los motivos anteriores hacen que el colecho suene como un cuento de hadas, pero, existen algunos puntos importantes a considerar antes de iniciar con esta práctica:
La cama correcta: Utilizar una cama adecuada es muy importante, la misma debe ser amplia y cómoda. Permitiendo tener un buen descanso para los padres y el bebé. Riesgo de asfixia y accidentes: Existe la posibilidad de que los padres o las mantas y almohadas sueltas puedan obstruir la vía respiratoria del niño durante el sueño. También, está la posibilidad de caídas de la cama, si no se toman las precauciones adecuadas. Privacidad y autonomía: A medida que el bebé crece y se vuelve ´Un niño grande`, puede surgir la necesidad de desarrollar su propia privacidad y autonomía al momento de dormir. El colecho prolongado puede obstaculizar este proceso y generar dificultades para que el niño se acostumbre a dormir solo.
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Por otro lado, la intimidad de los padres también puede verse afectada, ya solo por el hecho de ser padres (en especial primerizos) muchas veces la libido sufre un leve desacomodo, si a eso le sumamos compartir la cama con el bebé, puede disminuir aún más el tiempo dedicado a la intimidad con la pareja y que a la larga se generen tensiones.
Aunque las opiniones y experiencias todavía son controversiales y divididas, el mayor consejo para las familias, es comunicación y consenso: ambos padres deben estar de acuerdo en practicar el colecho, y comunicarse de manera efectiva, para asegurarse de que se cumplan las necesidades de todos los miembros de la familia.