CLÍMAX

Chucho Martinez

El clímax es el momento más intenso y emocionante de una narrativa. En él se resuelve el conflicto principal y alcanza el máximo nivel de tensión que luego da origen a otras narrativas. Por ejemplo, el juego maléfico del gato Israel y el ratón árabe, llegó a su clímax después de los ataques infames de Netanyahu a Palestina, Líbano e Irán que ayer respondió bombardeando Tel Aviv. Lo doloroso es que el mundo entero no se inmuta porque los países capitalistas hipócritas, de día envían ayuda humanitaria y de noche bombas y tecnología militar.

Las negociaciones con el ELN también llegaron a su clímax tanto por los incumplimientos del gobierno como por las inalcanzables exigencias de la guerrilla, como cambiar el modo de producción capitalista por otro de tipo socialista, es decir, la revolución por decreto. A Petro no le pasan una pinche reforma pensional menos una expropiación de riquezas.

La crisis medioambiental también llega a su clímax; la sequía que nos puso al borde del racionamiento de energía y agua originada en la alteración a largo plazo en los patrones climáticos de la Tierra, con aumento de la temperatura global, cambio en las lluvias, aumento del nivel del mar, eventos climáticos extremos más frecuentes, enfermedades desconocidas, migraciones de humanos y animales. Este cambio se origina en las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), como el dióxido de carbono (CO2) y el metano (CH4), la deforestación y cambios en el uso del suelo, quema de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas), actividades industriales y agrícolas.

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Las relaciones entre el gobierno, el congreso y las cortes han llegado a su clímax, parecen irreconciliables sacrificando los intereses del país nacional porque prevalece el país político.

Infortunadamente, la corrupción no llega a su clímax, porque es connatural a la condición humana independientemente de su ideología. El poder solo despierta esa naturaleza ambiciosa, mezquina y abusiva.

Lo bueno es que el clímax también es apogeo, culminación y luego esplendor o solución del conflicto. Esa es su ventaja dialéctica, que da origen a nuevas contradicciones y ascensos a formas superiores de pensamiento. Nada es estático, todo fluye en la modernidad líquida.

Rayón. No me refiero al otro clímax, que sustrae a los humanoides del mundanal ruido, porque esta columna también la leen niños.