Leer u oír artículos de prensa que hablan de tantas cosas, como Derechos Humanos, igualdad, la defensa de la mujer y los discursos que abogan por el humanismo en su acepción cristiana como el hombre creado por Dios o en su acepción moderna, el hombre como centro de la naturaleza amo y señor de ella, la mayor parte de las veces puramente retórica.
Lo decía Dostoievski: “…El hombre es el único animal verdaderamente cruel, perverso que mata sin necesidad, por puro placer, con saña, alevosía y ventaja”, “asesino por naturaleza”, como la película de Oliver Stone. Que no solo mata, sino que tortura sádicamente con placer por el dolor ajeno. Es el ser que sobrepasa los límites de lo permisible moralmente y posee una capacidad destructiva inagotable que en último término se vuelve contra él mismo, como en el tema de la contaminación que nos está llevando a la extinción (auto).
Si ponemos el ojo en nuestro país, que podemos pensar de los genocidios, masacres, violaciones, maltrato a los niños y a la mujer sin consideración; o en el mundo lo que ha sucedido con cámaras de gas, furgones con muertos inmigrantes dentro, armas de guerra en los colegios norteamericanos, la bomba atómica, la guerra cibernética que occidente ha desarrollado en Irak, Afganistán o Siria. Nietzsche diría que son “actos humanos, demasiado humanos”. Calificamos como actos irracionales o demenciales, cuando en realidad exigen alta tecnología creada expresamente para eso. ¿No ha sido Occidente, esto es La Europa y Norteamérica, eso llamado con bombo CIVILIZACIÓN OCCIDENTAL como la más alta expresión del humanismo heredero de Grecia y Roma antiguas la que ha realizado los más repugnantes episodios cruentos de la historia? Pero se los disfraza de humanismo escabroso en nombre de aquella civilización occidental o también de la democracia pero solo cuando conviene para justificar crímenes de lesa humanidad.
CONTINUARÁ…
Por: CARLOS ALVAREZ

