POR JORGE HERNANDO CARVAJAL PÉREZ
En los últimos tiempos de nuevo a los medios de comunicación les ha dado la manía de replicar los vaticinios y pronósticos sobre el fin del Mundo, un tema del que vengo escuchando desde que era niño, sin que las siniestras profecías se hayan cumplido, pero lo cierto es que siempre causan un poco de susto e inquietud.
Recuerdo que la primera noticia sobre el “inminente” fin del mundo, la tuve cuando tenía unos 11 años y de acuerdo con los expertos, el fin de la humanidad se iba a producir a causa de las bombas atómicas que de manera recíproca se iban a lanzar Rusia y Estados Unidos, a consecuencia de la crisis de los mísiles en Cuba.
Como la oportunidad la “pintan calva”, en Cali no faltaron los avivatos que se ofrecieron para cavar profundos huecos para meterse en ellos como conejos, puesto que, de acuerdo con las noticias provenientes de Estados Unidos, esa era la única manera de evitar que estallido de las bombas de plutonio lo convirtieran a uno en un dos por tres, en un puré de papa. Y tampoco, faltaron los ingenuos que se creyeron el cuento y contrataron la hechura de esos refugios. Fue un gasto inútil, puesto que gracias a Dios, gringos y rusos se arreglaron por las buenas y volvieron a guardar las bombas en sus escondites secretos.
Después a los pronosticadores del fin de la Tierra, les dio la ventolera de que Planeta iba a ser destruido por el choque de un meteoro, el cual nos iba a reducir a miles de millones de fragmentos, en menos de lo que canta un gallo, pero yo sospecho que se trató de una treta publicitaria para promocionar las cantidades de películas que aparecieron en torno al tema de los meteoros.
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Pasada la moda de los meteoros, el turno fue para los Mayas y el famoso mensaje de su Calendario, en el sentido de que el fin del mundo sería el 21 de diciembre de 2012 y que está vez, si la cosa iba en serio, por lo que muchos pecadores empedernidos salieron como cohetes a confesarse, pero nada paso, y la Tierra siguió girando felizmente, son ninguna clase de problemas, fuera de sus políticos.
Como el tema alguna vez me interesó alguna vez leí que una de las primeras veces que se anunció el fin del mundo, fue cuando se llegó al año mil, lo que fue aprovechado por los embaucadores para intimidar a la población europea, con el resultado de que los ricos salían a las calles a regalar todas sus fortunas, que era precisamente lo que buscaban los promotores de la mentira. Así que dejen de creer en pajaritos preñados…