Por: Rober Atis Bernal
Una fecha más y, se trata del Día del Padre, algunos son padres de padres por su mayor responsabilidad con su hijos e hijas, sin importar la distancia y el lugar, porque hoy las nuevas tecnologías, nos mantiene cerca de ellos.
Sin embargo, hay papás tal vez solo de nombre, porque no cargamos el peso que nuestros hijos necesitan desde que salen del vientre de su madre, y es lo más triste vivir a distancia sin poderlos ver crecer, sin escuchar sus voces, su risa o su llanto.
Las palabras de los niños son inocentes, pero al mismo tiempo tan reales, que en el momento de escucharlos a sus hijos tocan el corazón, el alma y el pensamiento del padre, que por vivir a distancia o estar separados de la madre tal vez para algunos nos hace sentir irresponsables.
Un hijo merece todo, con el único fin de que sean unas buenas personas de éxito en su vida y en su futuro, pero por cuestiones de la vida, hay casos en que nuestros hijos crecen sin ese amor de padre. Entonces, en esta fecha no vale la pena celebrar el Día del Padre, porque no hay méritos.
Pero, sí lo deben celebrar, los papás que están junto a sus hijos las 24 horas pendiente de sus quehaceres, de sus ocurrencias o como decimos los hinchas de los equipos de fútbol. “Estamos en las buenas y en las malas”. Ellos si merecen celebrar esta fecha tan importante.
En Colombia y el mundo, hay buenos padres, pero así mismo malos padres como se ha mirado casos donde maltratan a su propia sangre, y ese daño no debería existir con los infantes, que de igual manera no tienen derecho a celebrar el Día del Padre.
El Día del Padre, deben celebrar los que se lo merecen, mientras que algunos celebramos simplemente porque escuchamos que llegó la fecha, pero con ese remordimiento o sentimiento que como padres no lo cumplimos o no existimos.
Hay padres tan desalmados, que se separan de sus esposa e hijos y quedan incomunicados, sabiendo el sufrimiento que ellos pasarían y, aun así, quieren festejar, son hechos que pasan en el diario vivir.
Entonces, para festejar esta fecha, hay que analizar y pensar en la responsabilidad que tenemos como padres y decir sí merecemos festejar o celebrar.
Alguien contó una historia de lo que pasó con su hijo. Afirmó que todo ocurrió mediante una videollamada, hablaron de todo, hasta risas hubo entre el padre y su hijo, pero finalizando esa llamada sucedió algo inesperado, luego de escuchar las palabras inocentes de su hijo, pero que para él como padre fueron reales, cuando le dijo, “se mira esa cara a mi papá de irresponsable”.
“Quedé triste al escuchar las inocentes palabras, solo me agaché y no dije nada, solo traté de son reír, pero con el alma y el corazón desbaratado, porque dijo unas palabras muy reales. Por eso no vale la pena festejar el Día del Padre”, concluyó.

