El barrio Centenario fue escenario de una historia tan absurda que parece inventada, pero no lo es. En plena madrugada del pasado jueves, tres sujetos intentaron robar un taller mecánico, pero lo que comenzó como un acto delictivo terminó siendo una escena de comedia pura: uno de los ladrones fue capturado con los pantalones abajo.
De acuerdo con versiones de testigos y autoridades, los delincuentes entraron al taller rompiendo una reja lateral. Su objetivo era sustraer toda la herramienta del lugar, incluyendo una pesada máquina industrial. Pero la torpeza fue su peor enemiga: uno de ellos dejó caer el costal con el equipo, provocando un estruendo que despertó a todo el vecindario.
Alerta
Los vecinos, alarmados por el ruido, alertaron a la Policía. En cuestión de minutos, varias patrullas llegaron al sitio. Dos de los tres ladrones lograron escapar saltando los muros, pero el tercero, conocido como alias Cagaseltzer, no tuvo la misma suerte. El hombre, acorralado y con el botín en las manos, decidió esconderse en el baño del mismo taller.
Los agentes revisaron cada rincón sin encontrarlo, hasta que un ruido sospechoso dentro del baño rompió el silencio. “Escuchamos algo raro, como si alguien se estuviera moviendo nervioso, y cuando abrimos la puerta… bueno, fue algo que no esperábamos”, relató entre carcajadas uno de los uniformados.
Fue descubierto
Allí estaba alias “Cagaseltzer”, con la máquina aún en el costal, tratando de aparentar que estaba usando el baño como si nada pasara. Los policías no sabían si reír o enojarse: el delincuente había sido descubierto en plena “diligencia física”, con todo el descaro del mundo.
“Lo encontramos en una posición bastante incómoda. Intentó decir que solo pasaba por ahí, pero el olor a herramienta robada no lo ayudó”, bromeó otro agente.
El hombre fue capturado en flagrancia y conducido a la URI de la Fiscalía, donde deberá responder por daño en bien ajeno, allanamiento a morada y hurto en modalidad tentada. Mientras tanto, en el barrio Centenario, la historia se volvió viral. Los vecinos bautizaron el hecho como “el robo más ridículo del año” y aseguran que alias “Cagaseltzer” ya pasó de ser un peligro a una leyenda urbana del humor. “De ladrón a payaso en cuestión de minutos”, comentó un residente entre risas.

