Por: Ricardo Sarasty
Ignorando cual puede ser el verdadero destino de esta misiva la escribo y la hago pública, puede que cumpla con el propósito de llegar hasta el destino propuesto o quizá se quede deambulando entre los lectores del medio por el cual circula, tan respetable y de prestigio como los que tradicionalmente han dominado el mercado de los medios de comunicación en este país, por lo que se cree que son los únicos o los de verdad de interés, en un país por tradición elitista que ha ignorado y desdeña todo cuanto se encuentra apartado del centro del poder económico y político.
La escribo porque por igual motivo me llama la atención que hoy se dé paso a una alharaca teniendo como su causa la defensa de la libertad de prensa, que no es sino la materialización de la libertad de pensamiento y expresión, columnas fundamentales de la democracia. Entendida esta como la forma de gobierno en la que ninguna persona por saberse mejor preparada puede poner sus intereses por sobre las necesidades de los demás, como sucede en las aristocracias, o por contar con más riqueza hacerla valer como fuente de su poder y con el dominar a los que carecen de ella, actuar propio de las oligarquías. Ambas formas despóticas de ostentar el gobierno de un país, sin garantizar verdaderamente ninguna libertad, así quien lo ejerza no vista como tirano.
Me pregunto y les pregunto a los señores y las señoras de la Fundación Para La Libertad De Prensa (FLIP) ¿qué tan libre es el pensamiento y la palabra, respaldada y defendida ahí donde los oligopolios no solo tienen intereses que proteger en el mercado, en la banca y en la industria, sino que también son propietarios de los medios que acopian la información y la opinión? Si el sentido de la prensa libre ha radicado en el valor que han demostrado los periodistas en el momento de trascender hacia la historia, dándole brillo a la virtud ahí donde el talento se sacrifica para salvaguardar la dignidad, puesto que bien han comprendido que la sociedad no busca sino ser defendida por hombres y mujeres merecedoras de su sincero y gratuito aprecio, tal como lo expreso en sus días José María Vargas Vila cuyas palabras me permito citar: “La libertad no quiere ser servida sino por almas dignas de poseerla”.
Desde los tiempos en los que este libre pensador sufría la persecución de los encumbrados, han sido y son aún muchos y muchas los y las periodistas que han buscado brillar bajo el estandarte de la libertad dándole las espaldas a la esclavitud, mientras vendían y venden su pluma al opresor. siempre dispuestos a convertir los vicios y las taras del acaudalado en cualidades mayores, sin importarles para nada que los marginados sufrieran y sufran aún las consecuencias de la decadencia. Pues a tener que sufrir con las mayorías las incomodidades de la pobreza han preferido la ostentación del circo, así en él se haya que aplaudir desde la galería la barbarie.
Mi señores y señoras de la FLIP ¿para esta clase de prensa es que exigen libertad? ¿Qué tanta autoridad moral cabe en quién se queja de la persecución cuando es él quien corre detrás del carro del poderoso con la caja de herramientas acuestas? No se ama la libertad cuando únicamente se la estima en el regazo de aquel o aquellos que ostentan contar con los medios para lograr ponerla a su servicio. Se equivocan con o sin buena fe los periodistas y los llamados líderes de opinión cuando se creen exentos de responsabilidad por los daños causados en la persona a la que, para agradar al amo, someten a la picota agitando la bandera de la libertad de expresión. ricardosarasty32@hotmail.com

