La tragedia de Ancuya como las de Mocoa, San Pablo, de otros municipios de Nariño y el país nos obliga a reflexionar que el cambio climático no es problema del futuro, sino del presente; porque hoy se están derritiendo los glaciares, hoy estamos contaminados, hoy aumentan las lluvias, hoy hay sequía, hoy hay nuevas enfermedades mortales, hoy se están muriendo la flora y fauna del planeta y hoy mueren 13 millones de habitantes por las sequías.
Las emisiones de gases principalmente de dióxido de carbono causan efecto invernadero que cubren la Tierra y retienen el calor del sol. La temperatura media ha subido en 1,3ºC en el 2020 respecto al Siglo XIX y de seguir así en el año 2017 subirá en 3ºC. Estamos lejos de cumplir los objetivos del Acuerdo de París de evitar que la temperatura global supere los 1,5°C por encima de los niveles de la era preindustrial, límite superior para evitar las peores consecuencias del cambio climático.
Es urgente cambiar el uso de combustibles fósiles como carbón, petróleo y gas natural, cambiar las modalidades de transporte, edificios e industrias, bajar la producción de residuos, controlar la ganadería y agricultura que producen gas metano, acabar la deforestación que destruye el equilibrio ecológico y porque los árboles al ser cortados, liberan carbono que han estado almacenando. Solo una cuarta de la energía que se utiliza es eólica y solar.
«Las oficinas de atención de riesgos deben dejar de ser cuotas politiqueras y convertirse en verdaderas entidades al servicio de la vida».
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La ONU recomienda informar, educar, reutilizar residuos, bajar consumo de carne, ahorrar energía, secar al sol, desconectar electrodomésticos, usar transporte público, bicicleta y trenes eléctricos, no utilizar plásticos de un solo uso y hacer dieta vegetariana que ahorraría 330 millones de toneladas métricas de Gases Efecto Invernadero al año. Usar ropa de segunda porque la de moda produce el 8% de los gases de efecto invernadero.
Una economía ecológica sustentada en energías renovables permitiría ganar 26 billones de dólares hasta el 2030 y produciría 65 millones de nuevos empleos. Los vehículos eléctricos y edificios eficientes crearán 24 millones de puestos de trabajo hasta el año 2030.
El desarrollo no puede acabar con la “casa común”. Corponariño, secretarías de Medio Ambiente y oficinas de atención de riesgos deben dejar de ser cuotas politiqueras y convertirse en verdaderas entidades al servicio de la vida.
Por: Chucho Martínez