La demanda global de carbón alcanzó su punto máximo y comenzó a estabilizarse, según la Agencia Internacional de la Energía, lo que representa un fuerte desafío para Colombia, uno de los países más dependientes de este mineral para sus exportaciones y generación de divisas.
El fenómeno internacional, conocido como “peak coal” (pico del carbón), se traduce en precios internacionales a la baja y disminución en la actividad comercial del carbón, justo cuando el país enfrenta la necesidad de reforzar sus ingresos en moneda extranjera.
Colombia ha sido históricamente uno de los principales exportadores de carbón térmico, con volúmenes que han representado una porción significativa de sus exportaciones totales en años recientes. Sin embargo, la combinación de menor demanda global y precios deprimidos ha reducido el valor de los envíos, afectando directamente los ingresos por divisas que recibe la economía nacional.
Según datos del comercio exterior, la baja en los precios del carbón ha sido uno de los factores determinantes de la reducción en el valor total de las exportaciones colombianas, una tendencia que también se observa en otros bienes minero-energéticos como el petróleo.
Este escenario obliga a Colombia a revisar su matriz exportadora y acelerar la diversificación hacia sectores no mineros, ante la transformación del mercado energético global hacia fuentes más limpias y con menor intensidad de carbono.
La caída del carbón en el mercado internacional, sumada a la necesidad de fortalecer la economía con divisas, plantea desafíos tanto para el Gobierno como para los sectores productivos en la redefinición de estrategias que impulsen el comercio exterior en un entorno global cambiante.