Monseñor Juan Carlos Cardenas

Busquemos a Jesús

Por: Mons. Juan Carlos Cárdenas Toro

El encuentro de Jesús con Zaqueo es el texto evangélico que se nos ofrece este 31° Domingo del Tiempo Ordinario para enseñarnos cómo Jesús se deja encontrar de quien lo busca sinceramente. Les propongo estas tres palabras.

1. Iniciativa

El relato nos dice que, apenas se enteró de que Jesús pasaba Jericó, Zaqueo “corrió más adelante”. El apóstol san Pablo recuerda que “siendo nosotros todavía pecadores, Cristo nos amó primero”. Dios, por su infinito amor, da el primer paso para acercarse a la humanidad herida. Pero es necesario el movimiento desde nuestra parte hacia Él, que pasemos de las buenas intenciones a ponernos en movimiento hacia Jesús.

Correr indica llenar el corazón del deseo por encontrar a Jesús y tomar la iniciativa. Empecemos por leer los evangelios, por visitar algunos minutos al Señor en el Santísimo Sacramento, por activar una consejería espiritual con un buen sacerdote.

2. Creatividad

La segunda cosa que resalta el pasaje es que como Zaqueo era de pequeña estatura, lo cual le impedía ver a Jesús en medio del gentío. Ahí este personaje toma una decisión interesante: se sube a un árbol para superar el obstáculo.

Esta segunda palabra la he llamado creatividad, porque es lo que implica ser capaz de hacer diferencia, de tomar decisiones audaces en la búsqueda de Dios. A veces nos la pasamos esperando que otros lo hagan por nosotros, que otros nos animen, nos alienten, nos lleven a Dios: y eso no es algo malo; sin embargo, no esperemos, para usar las palabras del Papa Francisco en la Exhortación “Cristo vive”: seamos originales, no fotocopias. Superemos con creatividad lo que percibimos como obstáculos para llegar a Jesús, pues tal vez esa barrera seamos nosotros mismos.

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3. Acoger

Y se da el milagro: Jesús pone su mirada en Zaqueo y lo invita a bajar hacia él, lo cual hace sin tardanza. Lucas nos dice que Zaqueo, muy contento, recibió a Jesús en su casa.  No le importaron las miradas juzgadoras, no puso condiciones, la acogida fue total: Zaqueo dejó entrar a Jesús no solo a su casa, lo hospedó en su corazón, en su vida.

A esto también estamos invitados nosotros. No podemos ser incoherentes: por un lado buscar espacios para encontrarnos con Jesús, pero por otro no estar dispuestos a recibirlo en la vida, con lo que ello implica: cambiar mentalidades, maneras de relacionarnos con las personas e incluso con los bienes materiales. En algunas oportunidades parecería que preferimos una relación cómoda, que no nos exija. No es lo que nos muestra hoy Zaqueo. Si Jesús llega a nuestra vida, dejémonos renovar por completo. No tengamos miedo, porque no perderemos nada: lo ganaremos todo.