Por. Luis Eduardo Solarte Pastás
Nuestras ciudades sucumben asfixiadas por un tráfico creciente. El automóvil y las motocicletas se han hecho dueños del espacio urbano. El tráfico automotor impregna y condiciona nuestra vida diaria.
Según el tratadista español en movilidad y transporte alternativo, Ángel Silvente Ortega, los autos y las motos nos tiranizan con sus condicionantes y excluyen otras posibilidades de desplazamiento más razonables.
“Y Entre los problemas y molestias directas que causa un tráfico masivo se pueden citar: el caos circulatorio, la contaminación acústica y atmosférica, el estrés y agresividad de conductores, el deterioro de nuestra salud física y mental o la locura diaria de encontrar aparcamiento”.
Frente a esta situación en todos los países del mundo, incluido Colombia, se está reclamando que debe hacerse una apuesta decidida por cambiar radicalmente el sistema de movilidad en las ciudades.
Es así como en Pasto y en otros municipios del departamento, se observa que cada día está creciendo el uso de la bicicleta como una alternativa que busca aliviar el cada vez más abarrotado tránsito vehicular que se presenta y, al mismo tiempo, se convierta en un medio de transporte que no sólo representa un completo ejercicio físico, sino también un gran beneficio para el medio ambiente, en razón a que su implementación supone disminuir las emisiones de gas carbónico a la atmosfera.
Por ello, es urgente que las autoridades respectivas estimulen la utilización de bicicletas mediante planes y programas que para tal efecto se implementen. A su disposición tienen la Ley 1811 del 21 de octubre del 2016 que contempla una serie de beneficios para las personas que hagan uso de los velocípedos.
Por ejemplo, los funcionarios del sector público que acrediten su llegada al trabajo en bicicleta por 30 días se les concederá medio día de descanso remunerado. Y las empresas privadas podrán otorgar este mismo beneficio si así lo desean.
Sin embargo, la norma en comento, si bien otorga prerrogativas a los usuarios de las bicicletas, también les obliga a cumplir disposiciones que tienen que ver con su movilidad y sobre todo con su seguridad, al exigirles el respeto por las señales de tránsito.
A propósito de este tema que estamos tratando, cabe resaltar que en estos días, en que Nariño se encuentra sumido en una completa crisis socioeconómica, como consecuencia del bloqueo de la carretera Panamericana por el derrumbe presentado en el municipio de Rosas, departamento del Cauca, la bicicleta debe dejar de ser un medio de hacer deporte para pasar a ser un sistema alternativo de transporte, a raíz de la escases de gasolina para la movilización de los vehículos privados y públicos.
Así que con todo los problemas habido y por haber que se viven en esta sección del país, vaya un reconocimiento a quienes utilizan la bicicleta como un medio de transporte alternativo para desincentivar el uso de vehículos; pero al mismo tiempo se requiere que la Policía Nacional brinde las garantías de seguridad a los ciclistas para que en Pasto no llegue a pasar lo que pasa en otras ciudades, en donde no sólo se roban las bicicletas sino que hasta matan por ellas.