Aníbal Arévalo Rosero
Lo sucedido en Amalfi, Antioquia y en Cali es la mayor versión de que estamos volviendo a los atentados terroristas al mejor estilo de Pablo Escobar, a quién poco le importaba instalar una gran carga de explosivos en una céntrica calle de Bogotá para volar las oficinas del DAS, con la consecuente muerte de muchos civiles inocentes. En Cali murieron 6 civiles y 64 que resultaron heridos cuando a las 2:50 de la tarde transitaban cerca de la Escuela Militar de Aviación Marco Fidel Suárez. Y en Amalfi, resultado del ataque a un helicóptero de la Policía Antinarcóticos, resultaron 8 uniformados muertos y 8 más heridos.
La derecha acusa al presidente Petro de que es el responsable por lo sucedido, argumentando que el Gobierno es muy permisivo con las bandas del narcotráfico. Pero, lo que se hace, de parte de la oposición es culpar a Petro por toda lo que ocurra en el país, incluyendo un desastre natural. “La culpa es del Gobierno de Petro por el fracaso de su estrategia denominada “Paz total”.
Si hacemos una revisión de los planes de paz de los gobiernos que antecedieron a este, en todos hubo ataques terroristas, asesinatos a miembros de la fuerza pública; y quizás ataques mayores. Entonces, no podemos venir a decir que estos ataques criminales suceden solo en el Gobierno de Gustavo Petro. Es bueno hacer memoria de los falsos positivos, de los cuerpos sepultados en La Escombrera, donde se hicieron célebres las madres que buscaban a sus hijos desaparecidos. No podemos olvidar la arremetida de fuerzas armadas en combinación con fuerzas irregulares en la Operación Orión en la comuna 13 de Medellín en el año 2002, recién posesionado el expresidente Uribe.
Pero tampoco nos podemos escudar en lo que ha sucedido con otros gobiernos. El presidente Petro debe fajarse y actuar con contundencia, desplegando una operación militar fuerte que desarticule a las bandas armadas que se disfrazan de revolucionarios. Estas son guerrillas de derecha, porque su accionar criminal solo favorece a los sectores de la extrema derecha colombiana; por eso se aprovechan para criticar a Petro de una aparente connivencia.
En este último año de mandato se debe hacer una operación militar que desarticule a las disidencias de las Farc. La Fiscalía ha señalado como responsable a la estructura Jaime Martínez y a Iván Mordisco de ejecutar estos planes siniestros. Entonces, señor presidente, es hora de actuar y perseguir a los terroristas que tanto daño le hacen al país afectando su democracia y la economía, puesto que de esta manera se corre a los inversionistas extranjeros.
Ya se ha insistido lo suficiente, ya se han hecho intentos de sentarse a dialogar. Y esto no puede convertirse en un diálogo de sordos que no quieren sentarse a negociar, sino que dilatan per sécula saeculorum.
Estos ataques son capitalizados por la derecha como una oportunidad para atacar al Gobierno y hacer creer que el gobierno es un fracaso, que solo se la pasa durmiendo, que toma trago, que consume droga. Y una serie de argumentos traídos de los cabellos. Necesitamos sensatez: que cesen los ataques terroristas, eso no nos conviene ni a los de la izquierda ni de la derecha. Es por ello que llamamos a la cordura; desafortunadamente, los muertos, en la mayoría de los casos, provienen de los sectores más populares. Por supuesto que no queremos que haya muertes violentas, pero los policías muertos y las victimas de Cali pertenecen a los estratos 1 y 2.
Basta de sacar beneficio del dolor ajeno para hacer campaña política. En Colombia hace carrera esa práctica perversa. Estos atentados deben ser rechazados contundentemente, pero hay espacios para la campaña política o los ataques con argumentos de odio.

