El 10 de octubre de 2025, un video viral grabado en un baño público de Guangzhou, China, ha desatado debates globales sobre privacidad y sostenibilidad: para acceder a dispensadores de papel higiénico, los usuarios deben escanear un código QR con su teléfono, lo que activa un anuncio de 10-15 segundos de empresas locales como Alibaba o marcas de bebidas. Solo al finalizar el video, el dispensador libera una porción limitada (alrededor de 50 cm).
La iniciativa, lanzada por el Departamento de Gestión Urbana de Guangzhou en septiembre, ya se replica en Pekín y Shanghái, con el objetivo declarado de «combatir el desperdicio de papel higiénico, que alcanza 1.200 toneladas anuales en baños públicos». Según autoridades municipales, ha reducido el consumo en un 30% en las primeras semanas, financiando el sistema con ingresos publicitarios que se reinvierten en mantenimiento. Sin embargo, críticos como la ONG Privacy International lo llaman «vigilancia disfrazada de ecología», ya que los QR rastrean datos de usuarios para perfiles publicitarios personalizados.
Un usuario anónimo en Weibo comentó: «Nada como un comercial de toallas sanitarias mientras estás en cuclillas». Expertos en comportamiento humano, como el profesor Li Wei de la Universidad Tsinghua, lo ven como un experimento de «economía conductual», similar a apps que premian con descuentos por ver ads. El gobierno defiende su legalidad bajo la Ley de Protección de Datos de 2021, pero promete opciones «sin rastreo» para turistas. Este «baño publicitario» ha inspirado memes globales y propuestas similares en India y Brasil, posicionando a China como pionera en fusiones bizarras de tecnología y hábitos cotidianos.

