Bajo la rosa las espinas

Son aterradoras las cifras de pequeñas y medianas empresas que han quebrado, con la consecuente pérdida de empleo para muchísimas personas
Juan Carlos Cárdenas Toro

Por: Monseñor Juan Carlos Cárdenas.

Son ya bastantes días desde que el movimiento masivo de tierra en Rosas, Cauca, dejara al sur de ese departamento y a Nariño entero en problemas. La crisis se desató de inmediato: escasez de productos, combustibles y producción nariñense perdiéndose por no poderse sacar a sus compradores, viajeros entrantes y salientes represados, son solo algunos de los temas que vienen de inmediato a la mente.

En un primer momento se sintió la presencia del Estado procurando hacer algo para dar respuestas inmediatas, de mediano y largo plazo.

Sin embargo, mientras esas cosas suceden, ¿qué? Es claro que las soluciones definitivas pasan por un plan estratégico de infraestructura vial a la altura de otras regiones del país y como la merece Nariño al que ya es hora de mirar en su perspectiva geoestratégica de desarrollo no solo regional sino nacional e internacional.

Debo admitir que me admira la resiliencia del pueblo nariñense para gestionar las adversidades. Y es que con ellas ha debido lidiar históricamente. Pero ante un evento de las proporciones de lo ocurrido en Rosas, ¿hasta cuándo tenemos que aguantar las punzadas de las espinas en esta parte del país?

Son aterradoras las cifras de pequeñas y medianas empresas que han quebrado, con la consecuente pérdida de empleo para muchísimas personas, de las cuales a su vez seguramente dependen otro número importante de familias. Por otra parte, los campesinos dedicados a las actividades agropecuarias, los artesanos y personas dedicadas a trabajar desde la informalidad se las arreglan como pueden para vender sus productos, acudiendo a la solidaridad de la misma comunidad nariñense (en la Diócesis estamos diseñando un plan para ofrecer espacios en los atrios de algunos templos para permitir que campesinos y artesanos puedan sacar sus productos, convocando al tiempo a los feligreses para apoyarlos).

Casi desde el comienzo diferentes sectores de la sociedad nariñense: gobernantes, dirigentes gremiales, rectores de universidades, medios de comunicación, entre otros pedían al gobierno nacional declarara el estado de emergencia en el sur del país con el fin de destinar recursos, no sólo para las obras de cara al futuro sino para estos impactos mencionados en el párrafo anterior y que necesitan urgente atención.

Puede interesarle: https://www.diariodelsur.com.co/cuarenta-anos-de-historia-y-experiencia/

En mi reflexión publicada en este medio en los días que se dio el evento de Rosas, también convocábamos la unidad de todas las fuerzas vivas de la región y pedíamos al Gobierno nacional atención inmediata. Hoy, de reitero este llamado y me sumo a otras voces que lo han venido haciendo: Señor Presidente, la gente del sur de Colombia necesita con urgencia un plan de contingencia para mitigar las heridas que están dejando las espinas del desastre natural en Rosas y requieren atención inmediata.

Loading

Facebook
Twitter
LinkedIn
Pinterest

Te Puede Interesar