Mientras avanzan las negociaciones para fijar el salario mínimo de 2026, la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif) advirtió que un incremento alto del sueldo básico, sumado a la reducción progresiva de la jornada laboral, podría elevar los costos empresariales y frenar la creación de empleo formal en el país.
Actualmente, las propuestas sobre la mesa están divididas: los empresarios plantean un aumento del 7,21%, mientras que las centrales obreras buscan un alza del 16%. En este contexto, Anif publicó dos análisis —“Incremento del salario mínimo: una discusión técnica” e “Inflación desacelera, pero riesgo en indexación salarial persiste”— en los que expone los riesgos de mantener incrementos por encima de los fundamentos económicos.
Incrementos por encima de la regla técnica
La entidad recordó que la fórmula técnica para definir el aumento del salario mínimo se basa en sumar la inflación causada y la productividad laboral. Sin embargo, los datos muestran que desde 2015 los incrementos se han ubicado, de manera recurrente, por encima de esta referencia.
Anif destacó que en 2022 y 2023 los ajustes superaron entre 3 y 5 puntos porcentuales la suma de inflación y productividad, tendencia que se repitió en 2024 y 2025, ampliando la brecha frente a la regla técnica.
Reducción de la jornada laboral: un factor que eleva costos
El gremio señaló que la reducción gradual de la jornada laboral, aunque poco discutida en comparación con el salario mínimo, tiene implicaciones profundas para las empresas. A medida que disminuyen las horas semanales permitidas por ley, el costo de la hora trabajada aumenta, incluso si el salario se mantiene igual.
Esto obliga a las compañías a reorganizar turnos, pagar más horas extra o contratar personal adicional, lo que resulta especialmente crítico para sectores intensivos en mano de obra y con menor margen de rentabilidad.
Anif advirtió que estos cambios se dan en un mercado laboral con alta informalidad y baja productividad, lo que dificulta la entrada de trabajadores y pequeñas empresas a la formalidad cuando los salarios suben por encima de los fundamentos económicos.
Riesgos inflacionarios por incrementos salariales altos
Otro punto de preocupación tiene que ver con las presiones inflacionarias. Según Anif, los aumentos reales del salario mínimo suelen trasladarse a los precios de bienes y servicios donde la mano de obra es un componente importante del costo.
En noviembre, la inflación anual fue del 5,3%, ligeramente inferior al 5,5% registrado en octubre, de acuerdo con el Dane. Tres divisiones concentraron más del 67% del incremento anual: alojamiento y servicios públicos; alimentos; y restaurantes y hoteles.
El centro de estudios señaló que sectores como educación, salud, transporte, servicios personales y trabajo doméstico tienden a acelerar sus precios cuando los aumentos salariales superan la inflación.
Servicios altamente sensibles al salario mínimo
Entre los servicios más afectados por estos incrementos se encuentran las pensiones de colegios privados, guarderías, consultas médicas particulares, cuotas moderadoras de EPS, peluquerías y el pago al personal de servicio doméstico, todos directamente indexados al salario mínimo.
Según Anif, mantener aumentos elevados sin considerar las presiones derivadas de la reducción de la jornada laboral podría traducirse en mayores costos empresariales, pérdida de competitividad y un freno a la formalización del empleo.

