El 24 de diciembre de 2024, el presidente Gustavo Petro anunció un aumento del 9,54% en el salario mínimo para 2025, pasando de $1.300.000 a $1.423.000 mensuales. Con el subsidio de transporte, el nuevo salario asciende a $1.623.500. El mandatario destacó que este ajuste busca equilibrar las necesidades de los trabajadores ante el alto costo de vida y la competitividad económica.
Sin embargo, a pesar del incremento, Colombia ocupa el sexto lugar en Latinoamérica con el salario mínimo más bajo, equivalente a unos 322 dólares mensuales. Países como Costa Rica, Uruguay y Chile superan los 500 dólares en salario mínimo.
En el contexto de la negociación salarial, las centrales obreras pidieron un aumento del 12%, mientras que los empresarios propusieron ajustes entre el 5,2% y el 6,8%. Finalmente, el Gobierno optó por un incremento que considera la inflación y la productividad.
Aunque el nuevo salario está por encima de países como Argentina (163 dólares) y Brasil (260 dólares), sigue siendo inferior a economías más estables como Ecuador (460 dólares) y Guatemala (421 dólares).
El aumento ha generado controversia: mientras algunos lo ven como un paso hacia la redistribución de la riqueza, otros lo consideran riesgoso para la estabilidad económica del país. Defensores del incremento, como la representante María Fernanda Carrascal, argumentan que es necesario para garantizar el poder adquisitivo de los trabajadores.

