Gracias a los grandes avances de la tecnología, hoy en día tenemos a nuestro alcance gran cantidad de medios para comunicarnos. Desafortunadamente no siempre se utilizan bien, ya que muchas personas se escudan detrás de una pantalla y con un teclado emplean unos términos que cara a cara no utilizarían.
El primer dato que emerge al hablar de Internet y, en particular, de las redes sociales, es el cambio radical que ha efectuado en la vida y en el modo de hacer, de pensar y de actuar de las personas.
Es evidente que en las redes sociales se dicen tonterías, e incluso hay gente que tiene en ellas conductas peligrosas. Pero también reflejan la sed humana de vínculos con otras personas, de amistad, de estar cerca unos de otros. A la vez, pueden reflejar simplemente vanidad o egocentrismo. Es un mundo de paradojas, las paradojas de la comunicación digital.
Si supiéramos usar correctamente las tecnologías, sería más grata la convivencia. Aprenderíamos de otros países, de culturas diferentes y no necesitaríamos saber idiomas para entendernos. Nos podemos comunicar al momento de un extremo a otro del planeta. Admirar paisajes, obras de arte, ver a nuestros seres queridos al acortarse la distancia existente, sin necesidad de desplazarnos.
Pero nos empeñamos en utilizar las redes sociales para criticar, insultar y crear malestar, cuando son imprescindibles en la sociedad actual y servir para fomentar valores, esfuerzo y constancia. Si los jóvenes y no tan jóvenes dedicaran sus conocimientos tecnológicos para aprender, enseñar y ayudar a los demás en su trabajo, sus estudios o su formación, sería un gran logro.
No se pueden desperdiciar las posibilidades que nos brindan las redes sociales. Contactar con personas que de otra forma hubiese sido imposible, aprender de la experiencia de otro, ayudar al que necesita de tus conocimientos, es una forma de eliminar fronteras.
El respeto es muy importante, podemos tener diferentes opiniones y expresarlas, pero siempre teniendo en cuenta que otras personas pueden verlo desde otro punto de vista. Ser agresivos no sirve nada más que para crear malestar. Imponer nuestro criterio no es buena idea.
Hay que usar las redes sociales con medida y reflexión. Tienes que formarte para usarlas. Hemos construido autopistas de la información, pero nos hemos olvidado de enseñar a conducir. La adicción a la conexión y a la “popularidad” te hace ineficaz e improductivo. Lo importante no es cuánta gente te sigue, sino quién te sigue y a quién ayudas.
Bien utilizadas las redes sociales son también las herramientas que Dios ha puesto a nuestro alcance para evangelizar. “Id por todo el mundo y proclamad el Evangelio”. Ya no hace falta ir, no es necesario desplazarse, podemos hacerlo con los medios que nos ofrece la tecnología. Las redes sociales, internet, ponen a nuestro alcance la posibilidad de difundir aquellos valores que sustentan nuestra fe, aunque no sería suficiente, tenemos que apoyar nuestras palabras con nuestras obras.
Por: Narciso Obando López, Pbro.

