Antenoche asistí en la Cámara de Comercio de Pasto al acto de entrega número 47 de los premios Correo del Sur, con el fin de estar al lado de mis compañeros de DIARIO DEL SUR, Manuel Antonio Rosero, Miguel Hernández y Camila León Coral, quienes fueron galardonados en esa noche de los mejores.
Mientras veía como recibían sus distinciones, mi mente se remontó a 37 años atrás, cuando también en una noche de diciembre, en los primeros pasos de DIARIO DEL SUR, recibí de manos de Claude Toulliou, el Premio Correo del Sur como el mejor Director de un Medio de Comunicación, diploma que conservo con mucho cariño.
Desde entonces, mucha agua ha pasado bajo los puentes y modestia aparte, después he ganado varios premios, entre ellos la Medalla de Oro al mejor periodista del Valle del Cauca, pero siempre recuerdo con orgullo esa distinción, que recibí con mucha emoción y me ánimo a seguir adelante con más entusiasmo.
Por eso sentí como propios, los premios Correo del Sur que recibieron mis compañeros Manuel Antonio, Miguel y Camila, tres excelentes profesionales, compañeros y amigos.
Por su parte, Miguel Hernández Arteaga es nuestro caricaturista, con 7 años en el periódico, donde día a día nos deleita con su ingenio y crítica a la hora de reflejar los acontecimientos más relevantes de nuestra región, Colombia y el mundo.
Y la joven Camila, una diseñadora gráfica de la Universidad Cesmag, es una enamorada de la fotografía, quien con mucha justicia ha sido reconocida como la mejor reportera gráfica del suroccidente colombiano, galardón que une a otros muchos que ha ganado a lo largo de su brillante carrera.
Viendo la alegría que los embargaba, de manera inevitable me remonté a esa lejana noche, en la que recibí esa distinción que marcaría de manera muy positiva mi carrera periodística y estoy seguro que lo mismo pasará con mis 3 compañeros.
Van mis felicitaciones y un abrazo de oso a mi amigo Claude Toulliou, fundador y gestor de esta hermosa iniciativa de premiar cada año a los mejores, y a Johana Villota, quien en los últimos años lo ha acompañado con alma, vida y sombrero, en esta valiosa tarea.
POR: JORGE HERNANDO CARVAJAL PEREZ

