En el municipio de El Tambo, Nariño, una sonrisa llena de ilusión empieza a robarse la atención del público en el camino hacia el Carnaval de Negros y Blancos 2026. Se trata de Ana Victoria Arteaga Rivas, una niña de 10 años que aspira a convertirse en la reina del Carnavalito, llevando consigo la alegría, la inocencia y el amor por la cultura de su tierra.
Con carisma natural y un entusiasmo contagioso, Ana Victoria ha logrado sobresalir entre las aspirantes gracias a su autenticidad y a la forma sincera en la que expresa su orgullo por representar a su municipio. Actualmente cursa el quinto grado de primaria y asume este reto como una experiencia para aprender, divertirse y crecer.
A corto plazo, la pequeña candidata sueña con disfrutar cada momento del reinado, aprender nuevas habilidades y vivir el carnaval desde una perspectiva única. A largo plazo, se proyecta como una persona comprometida con su comunidad, convencida de que el estudio y el servicio social son herramientas clave para transformar realidades.
Empatía
Quienes la conocen la describen como una niña alegre, respetuosa y profundamente soñadora. En su tiempo libre disfruta bailar, jugar con sus amigos y compartir con su familia, además de dedicar tiempo a ayudar a los animales en situación de calle, una muestra temprana de su sensibilidad y empatía.
Ana Victoria se define como responsable, amable y creativa. Día a día se esfuerza por ser una mejor versión de sí misma y afirma sentirse profundamente orgullosa de haber nacido en El Tambo, un municipio que lleva en el corazón y al que representa con humildad, sin compararse con las demás candidatas.
La vida, según ella, le ha enseñado que el respeto y el esfuerzo abren caminos. Su mayor fortaleza es la perseverancia, una cualidad que la impulsa a no rendirse y a dar siempre lo mejor de sí, tanto en el escenario como en su vida cotidiana.
Mensaje
En cinco años se sueña estudiando, aprendiendo cosas nuevas y aportando un granito de arena al bienestar de su comunidad. El legado que desea dejar es un mensaje claro: los niños también pueden soñar en grande y trabajar por cumplir sus metas.
Para Ana Victoria, el Carnaval de Negros y Blancos es sinónimo de alegría, tradición y unión. Quiere resaltar las danzas, los colores, las costumbres y la amabilidad de la gente de su tierra, llevando en alto el nombre de El Tambo durante cada actividad del Carnavalito.
Su preparación ha incluido pasarela, baile y aprendizaje sobre la cultura del carnaval. Aunque perder el miedo al público ha sido uno de los mayores retos, hacer nuevos amigos y aprender cosas nuevas se ha convertido en la parte más gratificante del proceso.
Respaldada por su familia, amigos y personas cercanas, Ana Victoria vive esta experiencia con emoción y esperanza. Sueña con ser recordada como una niña alegre, respetuosa y orgullosa de su municipio, convencida de que el carnaval es un espacio donde todos pueden unirse sin distinción, para celebrar la vida y la cultura.

