Lamentablemente, cuando ya nos encontramos en plenas campañas políticas de cara a las elecciones para el Congreso, Senado y Cámara de Representantes y los comicios presidencias, el panorama que estamos viviendo en nuestro departamento de Nariño no es el mejor, puesto que la violencia nos sigue acosando en los sectores de la cordillera y de la costa Pacífica.
De allí que se deben tomar muy en cuenta las alertas tempranas que ya se comienzan a lanzar en torno a las situaciones de orden público, por parte de entidades como la Misión de Observación Electoral MOE y entidades como la Fundación Paz y Reconciliación PARES, con el fin de que se puedan contrarrestar las acciones de los gestores de la violencia, quienes ya empezaron a mostrar los dientes.
Dice la MOE que la violencia que hoy se afronta en varias zonas del país, incluido el departamento de Nariño, resulta muy riesgosa para el normal desarrollo de las elecciones, tanto legislativas, como presidenciales, puesto que es evidente un temor entre los electores ante los enfrentamientos, amenazas e intimidaciones, que estos grupos están ejerciendo sobre la población civil, lo que se presta a fraudes y constreñimiento al elector.
Igual punto de vista, acaba de expresar en las últimas horas la Fundación Pares, cuyos reportes son en verdad preocupantes, puesto que expresan, que en lo que va corrido del presente año, la violencia se ha incrementado en un 45 por ciento, con relación al 2024, con departamento bastante afectados como es el caso del Cauca, el Valle del Cauca, Norte de Santander y Nariño.
Nos estamos refiriendo a un aumento, que como lo dice PARES se ha venido registrando al mismo tiempo que se evidencia un total debilitamiento de los procesos de paz, que se han intentado sacar adelante en el actual Gobierno, los cuales no han contado con la receptibilidad que se esperaba por parte de los grupos armados ilegales.
Nos enfrentamos entonces a un panorama que no dudamos en calificar como oscuro. Además, aumenta la inquietud el informe de la fundación en el sentido de que en estos momentos se están presentando en vastas zonas de Nariño y del país, muchos hechos de extrema gravedad, los cuales no se denuncian por el temor de la población o, por el marcado control territorial que ejercen los grupos armados.
Tenemos entonces que organizaciones ilegales como la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional ELN, el Estado Mayor Central, el Clan del Golfo o Ejército Gaitanista de Colombia, tienen bajo su mando extensos territorios, por lo cual, desde ya podemos anticipar que no garantiza para nada, unas elecciones transparentes.
De estos informes, deducimos que ante lo que está ocurriendo en estos momentos, ha habido una incapacidad del Estado para contener el avance y crecimiento de estos grupos, puesto que las zonas sin presencia estatal siguen siendo un terreno abonado para que los gestores de la violencia, puedan actuar sin dificultades, como dolorosamente estamos viendo en varias zonas del país, en detrimento de miles de personas.
En ese sentido, una vez más se confirma que el diseño de la “paz total”, causó el efecto contrario al deseado, puesto que no solo es tener voluntad de paz, sino saber que incentivos se les están brindando a los grupos armados y como van a responder, por lo que la conclusión es que faltó, análisis, estrategia y por encima de todo, capacidad institucional.

