Jorge Enrique Tello Chávez

El Día de la Afrocolombianidad

En julio de 1982, planeamos con Carmen Elisa Delgado Guerrero, realizar la Primera Comunión de nuestra hija, Elizabeth del Carmen, en la Basílica del Señor de los Milagros de Buga. Viajamos en nuestro campero Land Rover Santana. Solemne ceremonia en su altar y una vez recibido el sacramento, desayunamos y seguimos nuestro viaje hacia Zipaquirá, Cundinamarca.

En una recta cerca a Zarzal, en el norte del Valle, había un retén de la Policía de Carreteras y por dejar encendido el direccional, uno de los agentes nos ordenó parquear en la berma, solicitándonos los documentos del vehículo.

A unos sesenta metros estaba la radio patrulla, con sus luces estacionarias prendidas, a donde se dirigió el agente llevando mis papeles y darle el parte a su Jefe Oficial. A su regreso manifestó que el vehículo quedaba inmovilizado, para llevarlo a los patios de Zarzal o en su defecto, debía dejarle para el almuerzo de sus ocho compañeros.

Minutos más tarde, llegó el oficial al mando, impecablemente vestido, con quepis, botas hasta las rodillas, sus ojos cubiertos con lentes oscuros y en sus manos, un radioteléfono, manifestándome: “¿Que hubo Tellito, cómo vamos? ¿No te acuerdas de mí?” Le manifesté que no. Porque con esa Indumentaria Oficial, no te podría reconocer.

“Yo soy José Ubaldo Castillo Cortés, quitándose las gafas; Soy aquel compañero que me ayudaste con Trabajos de Investigación, en los exámenes finales, para poderme graduar contigo, el 29 de Junio de 1.972 en el Pedagógico Militar de Pasto”.

Le repliqué, “Claro que ahora si ya me acuerdo de ti”. Tu agente, nos manifestó que debía dejarles para el almuerzo, para dejarnos continuar el viaje”.

loading...
Nooo, en ningún momento, a ti te debo mucho de lo que ahora soy en el Valle del Cauca. Te recomiendo cuando regreses hazlo por la noche, porque los retenes los alzamos a las seis de la tarde. Les deseo un feliz viaje y allí tienes mi tarjeta para que nos sigamos comunicando”.

Nos abrazamos y prendí el campero y continuamos nuestro viaje. Este fue Un Verdadero Milagro del Señor de Buga, porque Dios nos colocó a un Compañero de Estudios en la vía y en estas circunstancias tan difíciles, nos hubieran obligado a abandonar nuestro paseo por el interior del país.

Este es un homenaje en El Día de la Afrocolombianidad, a José Ubaldo Castillo Cortés, nacido en Tumaco y de quien jamás podré olvidarlo, sino guardarlo como un anécdota, testimonio y milagro tan hermoso, que Dios nos permitió vivirlo, junto con los miembros de mi familia Tello Delgado.