Gramma, la tortuga gigante de las Galápagos que se convirtió en la residente más longeva del Zoológico de San Diego (EE.UU.), falleció el 20 de noviembre de 2025 a la edad estimada de 141 años.
Nacida en su hábitat natural en las islas Galápagos, Gramma llegó al zoológico entre 1928 y 1931 — procedente del Bronx Zoo — como parte del primer grupo de tortugas gigantes que ingresó al recinto.
A lo largo de más de un siglo de vida, esta tortuga fue testigo de enormes transformaciones históricas: vivió dos guerras mundiales, el mandato de más de 20 presidentes de los Estados Unidos y disfrutó de casi toda la evolución —tecnológica, social y cultural— de los siglos XIX, XX y XXI.
Los cuidadores del zoológico la conocían cariñosamente como “la reina del zoológico”. Su carácter tranquilo, tímido y paciente la convirtió en un símbolo para varias generaciones de visitantes, muchos de los cuales crecieron con visitas al recinto y guardan recuerdos de su primera infancia junto a ella.
En sus últimos años, Gramma padeció problemas óseos relacionados con su avanzada edad. Ante el deterioro progresivo de su salud, los especialistas de fauna decidieron practicarle una eutanasia humana, como una decisión compasiva para evitar sufrimiento.
El zoológico lamentó su partida. En un comunicado, la definieron como “una embajadora viviente de su especie y un ícono de conservación” cuyo legado seguirá vivo en la memoria de quienes la conocieron.
🐢 Su legado
- Las tortugas de las Galápagos pueden superar los 100 años en libertad —y, en cautiverio, vivir incluso más de un siglo
- Aunque no se sabe con certeza su fecha exacta de nacimiento, los estudios y el historial de traslados permiten estimar su edad en 141 años al momento de su muerte.
- Gramma se convirtió en un símbolo de la conservación de reptiles y en un vínculo entre generaciones: para muchos, su presencia en el zoológico representó la conexión con el pasado natural del planeta.
💡 ¿Por qué su historia importa?
- Su vida es un recordatorio espectacular de la longevidad excepcional de las tortugas de las Galápagos y de lo que puede lograrse con cuidado, atención veterinaria y compromiso de conservación.
- Sirve como símbolo de la importancia de los zoológicos y centros de conservación en la protección de especies vulnerables, especialmente cuando su hábitat natural está amenazado.
- Su historia invita a sensibilizar sobre la conservación de fauna silvestre, la riqueza biológica de las islas Galápagos y los retos que enfrentan estos ecosistemas.
- A nivel humano, genera una reflexión sobre el paso del tiempo, la memoria colectiva y la relación de las personas con la naturaleza.