ALINA CONSTANZA SILVA

A propósito de la dirigencia gremial

Partiendo de dos preguntas se puede opinar sobre las juntas directivas de los gremios: ¿que determina su composición? y cuales son ¿sus acciones? Estas preguntas entrelazadas son complejas debido a su endogeneidad conjunta, sin embargo, su complejidad no impide comentar acerca de ellas porque sin mayor investigación se puede decir que son intrascendentes y, por lo tanto, no se perciben como importantes para los gremios ni para la sociedad en general.

En épocas pasadas, la composición de las juntas directivas de los gremios era integrada por prestantes hombres y mujeres de empresa, líderes cívicos y altruistas; entonces, se podía esperar que su acción era el fortalecimiento del gremio, o constituir importantes organizaciones empresariales como, ejemplo, colacteos, Fenalco, hospital San Pedro, hospital Infantil, la caja de compensación, etc. 

En aquel tiempo, a las juntas llegaba el mejor talento humano y completamente alejado de prácticas corruptas como el aprovecharse del gremio para sus propios intereses. Por eso, sus acciones eran de gran impacto, la construcción de las sedes de los gremios, obras de trascendental importancia para el departamento de Nariño como eran las carreteras, la interconexión eléctrica, el aeropuerto, o instituciones como comfamiliar, etc. Esto es historia porque a pesar de que existen gremios muy respetables y sus juntas son integradas por líderes cívicos, los principales gremios han sido permeados por la politiquería y el interés particular.

Además, los integrantes de las juntas directivas carecen de visión para proponer acciones tendientes a la modernización de los gremios o para contribuir al fortalecimiento empresarial. Por el contrario, son personas que están al servicio de politiqueros que a través de ellos cooptan los gremios para activar sus empresas electorales a través de prácticas corruptas, como, por ejemplo, solicitarle a cada funcionario un número determinado de votos para poder mantener el contrato laboral o su estabilidad en el trabajo, etc.

 Instituciones que fueron los voceros no solo de los comerciantes, ganaderos, industriales, financieros ahora su acción se ha reducido a complacer las apetencias de una familia de políticos que solo les interesa conseguir votos para mantenerse en los cargos de elección.

Quizás el anonimato de los integrantes de las juntas no sea solo por su corta visión del desarrollo regional, sino que se caracterizan y son mencionados por escándalos de corrupción o por el mal manejo administrativo de los gremios, o porque abusan del poder mediante la celebración de contratos innecesarios e intranscendentes y costosos.

La gobernanza gremial genera una visión estilizada de las tensiones acerca del papel de la junta directiva, pero la gobernabilidad real es más compleja, porque su composición, su tamaño, su origen, su ideología influyen en sus acciones y, consecuentemente, en el desempeño del gremio.

Cada junta tiene su propia dinámica, influenciada por factores como su visión acerca del papel que deben cumplir al interior de la junta, las relaciones externas con dirigentes políticos, su ambición personal o familiar, su interés en servirse del gremio ya sea a través de nombrar a sus amigos o familiares en los cargos de dirección, o celebrando contratos a través de interpuesta persona desde los más simples; como por ejemplo, comprar una almojábana de $4000 en vez de aquellas que tienen la misma calidad y cuestan $2000: o que decir, de contratos en restaurantes populares donde un plato no cuesta más allá de $60.000, pero se factura a $120.000 cada uno.

Entonces, se evidencia un ejemplo de corrupción porque la mitad de la cuenta de 90 platos no es para el establecimiento comercial sino para el que contrata. Pero existen otras prácticas corruptas como justificar viajes internacionales, cobro de viáticos semanales, o contratos para realizar estudios innecesarios e inútiles, o para que las funciones misionales sean ejecutadas a través de contratos de prestación de servicios, es decir, constituyendo nominas paralelas, etc. Entonces, la corrupción no es solo en el Estado, sino que infortunadamente ha permeado a las instituciones con la complicidad velada o abierta de las juntas directivas.

En aquellas juntas donde se eligen sus miembros, parece que fuera una práctica común que el jefe político de cada aspirante concerté con sus amigos los votos porque le deben pagar los favores realizados como la consecución de contratos con entidades del gobierno o los puestos de trabajo para los hijos de los integrantes de las juntas; es decir, se ha llegado hasta el punto que se constituyen empresas con las esposas de los directivos para contratar desde la compra de un lápiz hasta lo más sofisticado en tecnología.

Por todo esto, se puede decir que las juntas directivas son como una caja negra porque nadie conoce su actuar, o también, es como tratar de buscar un gato negro en un hueco oscuro, sabiendo que el gato no se encuentra allí. Lo peor es la llegada de miembros de junta directiva a los gremios de personas sin ética, sin ningún tipo de escrúpulo porque fácilmente son cooptados mediante favores con recursos de los gremios. Atrás han quedado aquellas juntas que eran integradas por líderes empresariales, personas que las movía la filantropía, el civismo y el bien común. Ahora son personajes oscuros dueños de tiendas eléctricas o contratistas de las empresas de energía que solo les interesa privilegiar sus propios intereses y los de sus amigos los politiqueros que se adueñan de las instituciones sin haber puesto un solo peso en ellas.

A la sazón, la gobernanza de las juntas directivas de los gremios se ha perdido porque sus integrantes son personas intrascendentes. Algunos se conforman con proponer expresiones vánales o aislacionistas y conservadoras como “América first” que les ha permitido contratar asesores, consultores o técnicos para replicar o copiar políticas fracasadas en los kioscos de internet en los pueblos alejados del departamento. Personajes oscuros y nefastos que llegaron con agenda propia para congraciarse con su jefe político o para tapar las acciones ilegales de los mismos. Por eso, se puede concluir que los gremios han perdida su rumbo, no solo por los gerentes o directores que son nombrados, sino especialmente, por los miembros que integran las juntas directivas.