Manuel Eraso.

¡A beber…! el mágico y maravilloso Viche de la costa

Por: Manuel Eraso Cabrera.

Ismael Botina popular maestro Buchón, curioso y amante de las costumbres ancestrales, ya se aprontó con cuatro cajas de botellas del nuevo y misterioso “Viche de la costa”, para disfrutar navidad y fin de año con sus amigos y familiares; ahora, que su producción, venta y consumo se la puede hacer de frente, a plena luz del día, no como antes que era una un ´producto clandestino, perseguido y  castigado.

Si bien este producto es muy conocido y apetecido en la costa, para muchos serranos es completamente desconocido. Pero, a raíz de una ley del Congreso de la República de Colombia, que declaró que el viche y sus bebidas derivadas, son  Patrimonio Cultural de las Comunidades Afrocolombianas de la Costa Pacifico Colombiano, todo cambió.  Esto significa, que ahora, podemos comprar, beber y disfrutar en todas partes del delicioso, misterioso viche.

El viche, básicamente, es una bebida fermentada, producto de la destilación de manera artesanal, sin químicos, de la caña nativa o endémica, de la cual no se conoce mucho sobre su origen, pero que las comunidades del Pacífico colombiano sí diferencian de la caña de azúcar utilizada para el aguardiente. Además, tiene ingredientes culturales, puesto que su preparación ha pasado por muchas generaciones de las familias afrocolombianas, especialmente entre las mujeres, puespor muchos años la preparación del viche se vio como una tarea femenina, cosa que ha cambiado con el tiempo.

Sus preparaciones pueden variar, este producto lo elaboran las comunidades negras de Nariño, Cauca, Valle del Cauca y el Chocó, pero también hay comunidades indígenas que tienen su propia versión. Contrario a lo que muchos creen, el viche no es una bebida alcohólica, aunque sea fruto de la fermentación del guarapo que se saca de la caña, pues hace más de 400 años, las mujeres afrocolombianas lo han utilizado como un remedio para distintos dolores.

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De hecho, la creencia de que es una bebida alcohólica es lo que, por años, ha impedido que este producto del Pacífico colombiano se pueda comercializar de una manera más simple, que se consoliden cadenas productivas, que tenga registros sanitarios o pueda entrar a algún mercado, puesto que han pesado sobre esta bebida todas las restricciones propias del licor.

En resumen, ahora que ya se puede adquirir libremente, y si se anima a tomarse un delicioso trago de viche, siéntase feliz, porque las penas se ablandan, las deudas se encogen, el amor resplandece, la vida renace…

Si lo queremos usar como remedio, tiene la fórmula mágica de aliviar los dolores menstruales de la mujer, o,  las incomodidades prostáticas del varón.

En carnavales veremos ofreciendo en los puestos de venta de licores, a más del oficial  aguardiente Nariño, también… viche, chapil y yagé.

El viche, tiene un sabor y un toque a un no sé qué.

¡Se acabaron las penas, a vivir sabroso de verdad, verdad…!