Por: Manuel Antonio Rosero Trejo
Apenas se inician las festividades de fin de año y desafortunadamente ya se conoce el primer caso en la capital de Nariño y por supuesto hace que se prendan las alarmas en la región.
Es increíble pero cada diciembre los hospitales y los noticieros reportan casos donde los niños quemados por la pólvora son los protagonistas. Todos estos casos intentan advertir y documentar suficientemente ante los adultos sobre los peligros y aun así seguimos pensando que todo lo podemos controlar y que sin duda es a otros a quienes les ocurren tales desaciertos.
Sólo tomamos conciencia de nuestra vulnerabilidad como seres humanos, cuando alguno de nuestros familiares más cercanos sufre un accidente y entonces despertamos dándonos cuenta del grave error cometido al pensar que todas las situaciones se encuentran bajo control en nuestras manos.
La pólvora es un material explosivo y un poderoso contaminante ambiental. Quizás todos sabemos eso o por lo menos lo hemos escuchado miles de veces; sin embargo, no lo entendemos realmente.
No hay que ser experto para señalar que la pólvora es peligrosa para los adultos y puede ocasionar accidentes mortales a quienes trabajan con ella o simplemente a quienes están cerca, entonces cuanto más lo será para los niños.
Muchas lesiones se producen por una detonación prematura de la pólvora por fallo en el encendido. Por eso, a los adultos con alto sentido de la responsabilidad, que tienen toda la experiencia necesaria y todos los cuidados para no permitir que los niños u otras personas estén expuestos a las quemaduras les recordamos:
Si bien es cierto que las autoridades emprenden campañas con mucho tiempo de antelación para evitar esta clase de emergencias, parece que no funcionan como realmente se pensaría ya que los resultados no son los más positivos.
Ahora solo resta que la comunidad, ante este número emergencias producto de la manipulación de la pólvora, tome conciencia y evite de una vez por todas su uso, ya que además de afectar a los niños, son los animales indefensos quienes también sufren el impacto de esta costumbre que debe ser erradicada de una vez por todas.

