Por: Sofonías Rodríguez M.
En este mundo convulsionado por todo, una de las poblaciones más afectadas es la niñez, que inocente recibe el peso de una sociedad cada vez menos humana, más desnaturalizada y demasiado sometida por la tecnología y la modernidad, aparte de ser presa fácil de las redes sociales que manejan como quieren al hombre en pleno crecimiento.-
Antes, la disciplina que imponían los mayores a sus hijos desde muy temprana edad, iba ligada a la práctica de valores como. el respeto, la obediencia, la puntualidad, la honradez y el espíritu de servicio que se cumplía fuera del horario escolar. Eran tan exigentes los padres que en muchas ocasiones, exageraban y provocaban la reacción de las mamás por lo drásticos en los castigos.
Se incluían normas de urbanidad tanto para la clase como fuera de ella. En aquel tiempo aunque sí lo había nunca se habló de matoneo. El escuelero aunque se veía asediado con burlas y sobrenombres, nunca dio aviso a los padres, porque intuía que si lo hacía lo castigaban a él.- La mejor estrategia era no responder.
«Darles una mano de orientación a los niños significa que obren de manera sensata y tranquila, esto es que no sigan amarrados a los caprichos de la actual sociedad que pretende imponer su ley a las nuevas generaciones».
Nadie se atrevió de niño a pedir plata al papá, salvo que éste de su propia voluntad le regalara. Los maestros fueron muy estrictos y nunca perdonaron que sus estudiantes no hagan tareas ni den sus lecciones porque en caso dado el castigo era doble, el profesor y los padres que de inmediato era notificados a presentarse a la escuela. ´Por eso todo el mundo cumplía.
El niño de hoy pareciera ser de otro planeta. Vive más pendiente de los medios electrónicos donde con su grupo de amigos o compañeros programan, desarrollan trabajos generalmente fuera de casa, sin importar el tiempo que vayan a tardar, pero de paso obligando a sus parientes para que los transporten. El bullying es por ahora uno de sus peores enemigos.
Quieren ropa y zapatos de marca, celulares de alta gama, que en la situación actual chocan e impactan con el siempre limitado presupuesto familiar, más cuando todo ha encarecido. Ah… y si se los corrige en casa, corren el riesgo sus progenitores de ser demandados, porque las bondades del código del menor son muy permisivas con los pequeños
Por todo, darles una mano de orientación a los niños significa que obren de manera sensata y tranquila, esto es que no sigan amarrados a los caprichos de la actual sociedad que pretende imponer su ley a las nuevas generaciones.

