Jorge Carvajal

Cómo cambian los tiempos

Por JORGE HERNANDO CARVAJAL PÉREZ

Me parece que el Campeonato Mundial de Fútbol, evento del que estamos disfrutando en estos momentos, se constituye en un excelente referente para maravillarnos de la manera como ha avanzado la tecnología de las comunicaciones en el mundo.

En 1962, a los 7 años de edad, tuve mi primer contacto con la Copa Mundo, evento que después se convertiría en una de mis grandes pasiones, al igual que el fútbol en general.

Recuerdo que esa tarde estaba en clase de aritmética como se llamaba en ese entonces, pero mi profesor no estaba concentrado para nada. Al contrario, lo notaba pegado a un pequeño radio transistor, que en esa época era un aparato ultramoderno y con una cara de tristeza total, como sí se le hubiera muerto un ser querido.  Yo, en ese momento, no lo sabía, pero lo que pasaba era que mi maestro estaba escuchando el partido de Colombia con Rusia del Campeonato Mundial de Chile y nuestra selección iba perdiendo 4-1.

Después, en medio de sumas y restas, lo oí decir gol, minutos después otro grito de gol más duro y al final lanzó un alarido a todas luces justificable, puesto que Colombia acababa de empatar el partido 4-4, con lo que la clase terminó con un profesor que resplandecía de la alegría.

Cuatro años después en el Mundial de Inglaterra 1966, las cosas mejoraron un poco, puesto que además de la trasmisión radial, a las 11 de la noche pudimos ver en la televisión en blanco y negro un resumen de la fecha. Los adelantos tecnológicos fueron evidentes en los torneos de 1970, 1974, 1978, 1982, 1986, hasta llegar a la década de los 90.

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En esos años recuerdo que, en Cali, la gran novedad, fue la instalación de unas pantallas gigantes en el gimnasio de El Pueblo donde pudimos ver los partidos, eso sí, con unos colores bastante desteñidos.

Pero ahora, mucha agua ha pasado bajo los puentes desde que la única manera de saber cómo iba el Mundial de Fútbol, era un pequeño transistor.

Lo cierto es que la evolución en las transmisiones ha sido tremenda comenzando con la aparición del celular. Allí, en el teléfono uno puede ver en directo los partidos, mientras camina por la calle, lo cual es muy bueno, pero no recomiendo, por el peligro que representan los ladrones en motos, quienes, en el momento menos pensado lo pueden dejar a uno viendo un chispero en lugar del Mundial.