Así nació el nombre de Matatigres. La Localidad Rafael Uribe Uribe se conforma a partir de las haciendas y fincas: Llano de Mesa, Santa Lucia, El Porvenir, La Yerbabuena, San Jorge, El Quiroga, Granjas de San Pablo, Granjas de Santa Sofia, Los Molinos de Chiguaza y la Fiscala. Posee una parte plana, prolongación de la sabana de Bogotá, donde se concentran las vivencias mas antiguas de la localidad, y otra parte de media montaña, territorio quebrado, y exploración de canteras y chircales. Sus terrenos, poblados desde la Colonia, inician su verdadera expansión, hacia los años cuarenta y cincuenta, cuando se producen las grandes migraciones de población que huye de la violencia del campo hacia la ciudad. Esto llevo a que los inmigrantes construyeran sus viviendas en las partes altas, al oriente del sector. (La foto es solo para ilustrar el contenido).
Se reconocen históricamente tres etapas en la conformación de este territorio, que hoy se define bajo el nombre de Rafael Uribe Uribe. La primera abarca los años de 1925-1950, con el seguimiento de barrio obreros como el Santa Lucia, Olaya (1925), El Libertador (1930), Bravo Paez, Marco Fidel Suarez, San Jorge (1932), y Centenario (1938), y, a lo largo de la década del cuarenta, El Claret, El Ingles, y Murillo Toro.
Para los años de 1950- 1980, nacen urbanizaciones planificadas por el estado, como Quiroga (1952), y asentamientos ilegales como la primera invasión masiva que tuvo la ciudad, en 1961, hoy conocidas como Colinas. Luego, barrios populares como Villa Gladys (reconocido por sus polvoreras), los Chircales, Socorro, El Consuelo, Molinos, Palermo Sur, Mirador, San Agustín. Inicialmente, la zona hizo parte de la actual localidad Antonio Nariño, pero por el acuerdo 007 de 1974 del Consejo del Distrito, fue apartada de esta, dándole el numero 18 dentro de la nomenclatura distrital.
En 1988 y 1999, surgen 39 asentamientos subnormales que aumentan los indices de población. En el terreno que hoy ocupa la localidad, se generaron grandes leyendas, como la del legendario “Matatigres”, contrabandista y vendedor de chicha. Es aquí donde inicia la historia de esta leyenda.
El nombre de Matatigres surgió porque el dueño de este sector tenía un famoso expendió de chicha y también le alquilaba uno de sus lotes a los circos que llegaban a la ciudad. Uno de ellos, al no poder cancelar el arriendo, le dejó como prenda de pago a una vieja tigresa. Meses después, aburrido de tener que alimentarla, decidió hacer un banquete donde sirvió abundante carne para los vecinos del sector. Sólo hasta el final les exhibió a los comensales el cuero de la tigresa sacrificada. Uno de ellos reaccionó en forma airada diciéndole al anfitrión: «Yo vine porque creía que usted era una buena persona, pero usted es un Matatigres». A partir de allí, dueño, chichería y sector quedaron bautizados con ese nombre.

