Víctor Rivas

Feliz reencuentro

POR: VICTOR RIVAS MARTINEZ.

Tipo 2:00 de la tarde del sábado 29 de octubre, por iniciativa de los médicos Germán Villacís, Fabio Urbano y de la Administradora María Helena Ortega, después de 30 años de haber realizado nuestra maestría en Administración de empresas, promovido por Fucie y la Universidad del Valle, tuvimos el privilegio de encontrarnos en torno a un delicioso almuerzo en el Club Colombia.

Desde 1992, cuando terminamos la parte académica, no habíamos tenido la oportunidad de reunirnos.  Una vez que terminamos la maestría, cada uno se dedicó a atender su actividades profesionales y familiares. ¡Vaya que agradable fue este encuentro! Lo primero que notamos fue la ausencia de Germán Villacís, quien hace un mes fue uno de los entusiastas promotores de la reunión. La vida es tan efímera que no tuvo la oportunidad de acompañarnos. Qepd.

Después de compartir efusivos abrazos de satisfacción por volver a encontrarnos con vida y salud, iniciamos una ronda de intervenciones que se prolongaron por largo rato, en las cuales comentamos cómo nos había ido profesional, política y familiarmente.

Escuchadas las intervenciones, llenas de satisfacciones profesionales, cada uno comentó sus vivencias familiares. Pude observar que cuando iniciamos la maestría unos eran aún solteros y otros ya éramos casados. Ahora todos estamos casados, ya no hay ningún soltero. Nuestros hijos, que para ese entonces eran niños, ahora ya son profesionales, con maestrías e incluso con doctorados.

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Hoy todos somos abuelos y disfrutamos del privilegio de consentir a nuestros nietos y, con contadas excepciones, ya somos jubilados.

Cómo nos cambia la vida.  Unos dicen que: “Solos llegamos y solos nos vamos. No es verdad. Nos vamos cargados de recuerdos, de risas, de besos, de abrazos. Nos vamos con las manos llenas de experiencias, con la boca atiborrada de sabores y con la mente rebosante de conocimientos y experiencias”.

 No nos vamos solos, nos vamos llevando alegrías y tristezas, lo bueno y lo malo que hicimos. Nos vamos llevando lo que sembramos en nuestra vida. Tengo claro que con las manos vacías no nos vamos. Nos vamos con todos los recuerdos de los momentos vividos, como los que compartimos el sábado pasado.