Por: Iván sotelo
Sea este un pequeño escrito con el fin de crear conciencia frente a la problemática que presenta la educación hoy en día, y no me refiero a los nuevos profesionales que salen a cada instante de las universidades, sino más bien un llamado de atención a aquellos docentes que se han vuelto en deidades poderosas los cuales se creen intocables y no ayudan en el ámbito pedagógico.
Es importante tener en cuenta que en estos tiempos ser docente sin duda no es algo sencillo ya que ahora se albergan distintas problemáticas que se presentan en cada uno de los universos que coexisten en la academia.
Sin duda muchos de aquellos que pasamos por el colegio recordamos tal vez aquel docente que colocaba cinco y excelente, y hoy en día decimos no aprendimos nada, eso en gran parte es muy preocupante, pero aún causa más temor que en las universidades sigamos encontrando docentes que no enseñan nada a sus estudiantes y así es como forman a los futuros profesionales a pesar de las críticas de los señalamientos.
Simplemente los estudiantes pueden encontrarse con una respuesta y es que es un docente ya nombrado o que hace parte de la simpatía de directivos. Ojalá los docentes entendieran que no solo tienen en su poder la capacidad de formar a nuevas generaciones de profesionales sino que también desde ese punto forman un mundo nuevo. Sin duda alguna muchos de los docentes son los responsables de los nuevos profesionales y es triste que aun hoy se siga haciendo presente ese docente que llega al salón que dicta media hora de clase y después despacha a sus estudiantes.
Dónde estarán esos controles para evitar que suceda esto o incluso que las cátedras sean adecuadas, de qué sirve tener uno de los pensum más hermosos que pueda existir o ser una universidad de gran renombre (en algunas de ellas por glorias pasadas) si los docentes en realidad no dimensionan su labor.
También hay diversos extremos docentes que abusan de su poder y sus nombramientos, ojalá que entendieran que la docencia no es un juego y que de verdad se debe amar el enseñar para poder brindar un conocimiento adecuado. Ojalá los directivos de universidades públicas entendieran que la universidad es de los estudiantes y para los estudiantes y como directivos deben brindar un servicio adecuado incluso para ser los mejores y no favores a X o Y personas que son amigos.
Es triste ver que hay facultades que no están en la capacidad de preparar profesionales capaces de asumir un rol real en la sociedad y ojalá también los estudiantes tomen propiedad de sus planteles y lucharan por su formación académica.

