Por: Chucho Martínez.
Cuando Petro invoca los “Vientos del sur”, nos propone incursionar en la agroindustrialización con conocimiento científico incorporado y vinculados al país y Latinoamérica.
La educación es condición indispensable, aunque no suficiente, para el desarrollo económico, social y cultural porque contribuye a la movilidad social, forma capital humano rico y variado y reduce las desigualdades, es la llave para un nuevo tiempo que revalore el lugar que ocupa el hombre en la naturaleza y en su relacionamiento solidario con sus hermanos; es democracia, solidaridad y tolerancia que debe llevar a la integración de los excluidos de los beneficios del desarrollo. Todos necesitamos de la ciencia y la tecnología para abordar problemáticas de la cotidianidad; por lo tanto, no pueden ser propiedad de una elite aristocrática intelectual.
La sociedad del conocimiento, que proponemos para Nariño está ligada al espíritu crítico y al papel de la ciencia y la tecnología en el desarrollo socio-económico, como fuerza productiva que prepare generaciones para hacer frente a los problemas del progreso. Solo desde las ciencias podemos cambiar la mentalidad del diminutivo para mejorar la autoestima y anticiparnos a los retos del futuro.
La educación en Nariño debe ayudar a formar científicos para el desarrollo, el emprendimiento y comprender las complejas interrelaciones con el poder desde la perspectiva humanística».
El objetivo de la educación en Nariño debe ser también, aportar al desarrollo regional endógeno, donde valores e instituciones locales sirvan de base para el desarrollo del territorio. Los centros de investigación, políticas públicas y productores deben articularse para la transferencia de tecnología.
La educación en Nariño debe ayudar a formar científicos para el desarrollo, el emprendimiento y comprender las complejas interrelaciones con el poder desde la perspectiva humanística; debe ser referente del desarrollo regional humano sostenible con ideas movilizadoras del capital humano calificado y multidimensional para la convivencia, la apropiación de procesos, elevar la productividad y el grado de conciencia; en suma, para mejorar la calidad de vida.
Pasto tiene todas las condiciones para convertirse en una ciudadela del conocimiento que sirva de base para construir economía del futuro, siempre y cuando asuma su papel con pertenencia y pertinencia como crear la Facultad de Ciencias de la Tierra que se ocupe de toda la cadena de producción y consumo agropecuaria de Nariño para Colombia. Educación para la mujer nariñense no solo es justicia social, sino modernidad.
Pero, todo pasa por superar la pobreza de aprendizajes.

