Luego de la nota editorial de ayer en torno al llamado que la Jurisdicción Especial de la Paz, JEP, les hizo a los 5 excabecillas de las Autodefensas Unidas de Colombia, AUC, que hace algunos años cometieron toda clase de atrocidades en la costa pacífica de Nariño, hoy de nuevo nos tenemos que referir a los graves episodios de violencia que se presentaron en las últimas horas en esa importante región de nuestro departamento.
En efecto, en el municipio de Olaya Herrera los enfrentamientos entre los grupos armados ilegales que operan en la zona causaron la muerte de dos integrantes de la población civil, quienes fueron alcanzados por las balas.
Además, el alcalde de la población, Cruz Dalmiro Olmedo Torres, denunció que viene recibiendo amenazas de muerte, extensivas a sus familiares, por parte de esos grupos residuales, los que en esos instantes se encuentran enfrascados en sangrientos enfrentamientos en el marco de una permanente disputa por territorio para desarrollar sus actividades relacionadas con el narcotráfico.
Nos estamos refiriendo a una situación de extrema gravedad, que como lo hemos reiterado muchas veces, se repite una y otra vez en detrimento de miles de personas afectadas por una terrible violencia, que durante largos años ha impedido cualquier tipo de progreso en nuestra región pacífica».
Nos estamos refiriendo a una situación de extrema gravedad, que como lo hemos reiterado muchas veces, se repite una y otra vez en detrimento de miles de personas, afectadas por una terrible violencia, que durante largos años ha impedido cualquier tipo de progreso en nuestra región pacífica.
Precisamente ese perjuicio para la población al cual estamos haciendo referencia, es el relacionado con los desplazamientos que causan estos permanentes combates entre los grupos ilegales.
Sobre el particular, recordamos cómo, desde mediados del año anterior, nuestro departamento de Nariño ha sido escenario de los desplazamientos más grandes que se hayan registrado en los últimos años en Colombia, en perjuicio de miles de hombres, mujeres, niños y niñas, quienes se han visto obligados a salir de sus terruños como la única alternativa para no perder la vida.
Ahora, mientras en el casco urbano de Roberto Payán las balas mataron a dos personas, se conoció que en las últimas horas más de 200 familias tuvieron que salir desplazadas y en estos momentos afrontan toda clase de necesidades, puesto que sucede que, en el caso de la costa pacífica de Nariño, los municipios receptores son poblaciones sumamente pobres que carecen de recursos para atender el alto número de personas que en un momento dado llegan de manera intempestiva a esos territorios.
Nos enfrentamos entonces a una situación en extremo delicada y que de nuevo nos reitera que la triste historia de nuestra costa no cambia, puesto que la violencia sigue siendo una de sus principales residentes.
Quedamos pendientes entonces de este verdadero calvario que hoy agobia al municipio de Roberto Payán, pero que también incluye a la mayoría de sus municipios, víctimas de la despiadada violencia, que al menos por ahora no parece que vaya a cesar.
Por lo pronto, lo que enciende una luz de esperanza son los anuncios hechos por el señor presidente de la República, Gustavo Petro, relacionados con su propósito de acordar la paz con todas las organizaciones criminales que operan en el país. Nosotros esperamos que esto se pueda concretar, pero sabemos muy bien que se trata de un proyecto que no se puede concretar de la noche a la mañana.
Deseamos, como lo expresó nuestro gobernador Jhon Rojas Cabrera, que esa paz total llegue cuanto antes, puesto que sin duda alguna uno de los departamentos más beneficiados será Nariño, quizá una de las regiones del país que durante muchos años ha sido una de las más afectadas por el conflicto armado.
Pero sabemos bien que ese camino hacia una completa pacificación estará lleno de obstáculos.

