Sofonías Rodríguez

Aquí vive el descaro político

Por: Sofonías Rodríguez M.

“Tus palabras dicen lo que pretendes ser, más tus acciones dicen lo que realmente eres”

Colombia: Época de la independencia, pedestal de un arraigado sectarismo que ganó su grado máximo bajo la sombra de dos generales celosos por el poder Santander, de ideas liberales y Bolívar alineado como opositor y con tendencias conservadoras. Partió de eso la creación de dos bandos, que metidos en el pueblo fueron ni más ni menos la causa de una sangrienta e incontenible violencia que manchó la historia de un país para olvidar.

Desde allí y cuando se pensaba que el paso de los años enseñaría a superar esta ingrata etapa, el fanatismo desmedido ha seguido tan vivo como antes. Pero además así haya renovación en las generaciones dedicadas a ejercer política, continúan colados: la corrupción, la falta de lealtad en las colectividades partidistas y la sucia manía de venderse al mejor postor, claro para reclamar participación burocrática en los gobiernos de turno.

Atrás quedaron los postulados, las doctrinas, o principios que fueron hace años el soporte de los partidos cuya militancia era para todos una especie de sagrado compromiso y ay… de aquel de alguna manera lastime u ofenda esas bases o estructuras sobre las cuales se trabajaba y luchaba para llegar al poder. De un tiempo para acá, el ciudadano perteneciente a un grupo, tiene otro tipo de actitudes.

Nadie hasta ahora ha inventado una fórmula para derrotarlo y liberar a nuestra querida patria de la abominable manía en quienes hoy ostentan el nombre de dirigentes».

En el departamento de Nariño ejemplo de trabajo y de lucha, la política ha estado enmarcada en intereses particulares y de mantener ese “derecho” a las mermeladas que en cada gobierno son la práctica más cercana de los dirigentes y con ellos el pueblo elector. Aquí cabe la pregunta: ¿Por qué candidatos se voto en la primera presidencial, por cuáles en la segunda y dónde fueron a guarecerse quienes perdieron?

Estos hace rato perdieron la vergüenza y llegan no por convicción ni porque están de acuerdo con ideologías. Simplemente por facilitar la aspiración a cargos o favores políticos que en Colombia es una costumbre muy común. ¿Qué le están aportando a la patria? Nada… y, al contrario, están enlodando y dejando por los suelos el nombre de una democracia que hasta hace poco era el mayor patrimonio ciudadano

Hoy sigue nuestra nación bajo las garras del descaro político. Aquí vive e impone sus caprichos por encima de cualquier otra cosa. Lamentable todo lo que se ha resistido y lo que las comunidades han tenido que soportar sin asimilar un concepto claro de lo que es y para qué sirve la política.

Nadie hasta ahora ha inventado una fórmula para derrotarlo y liberar a nuestra querida patria de la abominable manía en quienes hoy ostentan el nombre de dirigentes.