Por: Edgar Enríquez.
Es inevitable que cuando llegamos a cierta edad nos empecemos a preocupar más por nuestra apariencia física y el estado de salud. Nos volvemos ‘clientes’ asiduos del espejo para descubrir alguna cana o arruga en la cara que evidencie el inevitable paso del tiempo y la vida.
Cuando esto pasa sentimos como si el mundo se nos viniera encima, entonces acudimos a los tintes de pelo y las cremas milagrosas para tratar infructuosamente de detener el tiempo. La situación se complica cuando empiezan a escasear los cabellos y a salirnos panza.
A estas alturas empezamos a creer que todo lo que hagamos necesita de un mayor esfuerzo y gasto de energía. Pensamos que porque nuestra vida social se ha reducido y permanecemos más tiempo en la casa hemos ‘caducado’.
“¿Qué importan los años?, lo que realmente importa es comprobar que al fin de cuentas la mejor edad de la vida es estar vivo”, decía Mafalda. Ese es el caso de un señor que se acercaba a los 90 años y nunca le escuché quejarse de su edad, al contrario de muchos menores de 50 que ya se sienten viejos e inútiles.
Es que, como también decía Mafalda, no se le puede dar marcha atrás al reloj, pero sí se le puede dar cuerda nuevamente. Como lo están haciendo todos los días en algunos parques de la ciudad de Pasto y en otros lugares los adultos mayores que pertenecen a los grupos de gimnasia.
Ellos nos dan ejemplo de que “la vejez no es cuántos años tienes, sino cómo te sientes”, como dijo Gabriel García Márquez. Es verdad que nadie quiere verse o sentirse viejo, especialmente en esta sociedad donde a través de los medios de comunicación se promueven los ideales de belleza y la eterna juventud, como en la obra de Oscar Wilde, El retrato de Dorian Gray, donde un joven le vende el alma al diablo para verse siempre joven y bello.
Pero tal mito de la eterna juventud, que ha sido una obsesión desde la época de los griegos, es solo eso, un mito. Lo que sí se puede hacer es retardar el envejecimiento cambiando nuestros hábitos alimenticios y de la vida. Como practicar ejercicio y comiendo alimentos sanos.

