Victor Rivas

Los nuevos viceministros

Los nariñenses estábamos seguros de que uno de nuestros hijos estaría en primera línea en el Gabinete del presidente Petro, nuestros 590.000 votos lo justifican.

 Todo indica que los parlamentarios nariñenses no tuvieron el peso suficiente para hacerse escuchar en el Gobierno Nacional. Por eso, como no pudieron lograr el premio mayor, se nota que cada uno prefirió quedarse con un premio seco.

 Veamos: Camilo Romero fue designado embajador en Argentina. Se representa a sí mismo. Afortunadamente lo enviaron a la Patagonia.

Guillermo García, logró el nombramiento de su hijo Gustavo García, el cual fue bien recibido. El heredero de Guillermo se mueve como pez en el agua en los círculos del poder capitalino; así en Nariño tenga poco reconocimiento.

Como viceministro de Ambiente fue designado el Dr. Francisco Canal Albán. Un técnico que esperamos realice una buena gestión. No tiene padrinos políticos reconocidos.

Eduardo Enríquez Caicedo fue designado como viceministro de transporte; este nombramiento si fue un auténtico palo. No estuvo en la campaña de Petro.  Coherente con sus posiciones ideológicas siempre estuvo con Fico y Rodolfo. Llama la atención que esa coherencia se le acabó inmediatamente se lo nombró.  Tiene una ventaja. heredó todas las habilidades para moverse en alta mar.

Se dice que esta semana será nombrado el compañero Raúl Delgado. Este nombramiento será un justo reconocimiento a su trabajo, trayectoria y capacidades. Así mismo está el hijo de la Toña; el hijo de Parmenio Cuellar; el exdiputado Andrés Zúñiga, hijo del exgobernador Eduardo Zúñiga y se dice que también Luis Eladio Pérez y uno de sus nietos y ….

 Está claro que el poder se hereda y es difícil romper ese círculo. Los casos aquí registrados así lo demuestran.

 A los nariñenses que fueron designados en estos cargos les deseamos la mejor de las suertes. Nariño tiene grandes expectativas por su gestión y resultados.

 De nada sirve criticarlos o hacer plantones en su rechazo. Este país está polarizado y si ese es el costo que hay que pagar para lograr sacar las reformas sociales y tener gobernabilidad, hay que tragarse algunos sapos.

Por: VÍCTOR RIVAS MARTÍNEZ